EEUU bombardea tres instalaciones nucleares iraníes para frenar su programa
Trump ordenó los ataques tras acusar a Irán de «bloquear» las negociaciones. El vicepresidente JD Vance defendió la acción como una forma de reimpulsar la diplomacia. Los objetivos fueron las plantas de Fordo, Natanz y Esfahán, aunque se desconoce el daño real causado.
«No estamos en guerra con Irán, sino con su programa nuclear»
El vicepresidente Vance aseguró en NBC que los bombardeos no significan un conflicto mayor, sino un «reinicio» para presionar a Teherán. «Irán nos estaba estancando en las negociaciones», declaró, justificando la escalada. Destacó que Trump actuó al percibir que el país persa reconstruía su arsenal «sin temor a represalias».
Cambio de postura en el Partido Republicano
Vance, exmarine y antes crítico de intervenciones en Oriente Medio, respaldó la decisión: «El presidente se ha ganado confianza en este tema». Incluso republicanos escépticos apoyaron la medida, reflejando el peso político de Trump dentro del partido.
De la esperanza diplomática a los misiles
En marzo, la Casa Blanca aún creía posible un acuerdo, pero Vance explicó que Irán «alargaba el proceso para ganar tiempo». Los ataques del sábado buscaron romper ese estancamiento. El gobierno espera que Teherán opte ahora por la «vía inteligente» y retome conversaciones serias.
Una región en tensión permanente
Oriente Medio lleva décadas como foco de conflictos por el programa nuclear iraní. Las potencias occidentales han alternado sanciones y diálogo con Teherán, que insiste en sus derechos atómicos. EEUU, bajo Trump, priorizó la presión militar frente a la diplomacia tradicional.
¿Diplomacia o nueva escalada?
El ataque redefine el tablero geopolítico: EEUU apuesta a que la fuerza obligue a Irán a negociar, pero el régimen podría responder con más provocaciones. La balanza ahora depende de si Teherán acepta el «reinicio» o elige la confrontación abierta.