Emprendedores bolivianos sobreviven en la informalidad pese a discursos idealizados
El 80% de los emprendimientos en Bolivia son por necesidad, según el GEM. La realidad contrasta con la imagen de «startups» tecnológicas promovida en foros. Expertos urgen políticas públicas para formalizar y escalar negocios tradicionales.
«El verdadero emprendedor vende jugos, no apps»
Gonzalo Chávez Álvarez desmonta el mito del emprendedor «techie»: «Don Mario con su puesto de jugos o doña Lidia con sus pollos al espiedo representan el verdadero motor». Estos negocios informales generan el 60% del empleo urbano, según la Universidad Católica Boliviana.
Dos caras de una moneda
El artículo distingue entre emprendimiento por necesidad (informal, de subsistencia) y por oportunidad (innovador, con acceso a financiamiento). Los segundos son «tan escasos como pandas», mientras los primeros dominan mercados como la Ceja de El Alto o el Plan 3000.
Resiliencia sin recompensa
Los comerciantes informales son «gladiadores de la frontera» que mueven contenedores de productos chinos o ajustan precios según el dólar paralelo. Pese a su ingenio, carecen de infraestructura, créditos y redes de apoyo para escalar.
Del chuño al código de barras
Bolivia registra tasas históricas de informalidad (65% en 2024, según el INE). El GEM alerta que solo el 2% de los emprendedores accede a venture capital. La mayoría depende de microcréditos familiares o préstamos informales.
Un ecosistema por construir
El autor plantea que gobierno, universidades y empresas deben coordinar para crear políticas reales: educación práctica, financiamiento accesible y valor agregado a negocios tradicionales. «No se trata de cambiar salteñas por software, sino de venderlas con código QR», concluye.