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PMA reduce raciones en campo de refugiados de Kakuma

300.000 refugiados en Kenia sobreviven con una comida al día tras recortes de ayuda. Aumentan casos de desnutrición infantil por falta de fondos.
POLITICO

El Programa Mundial de Alimentos reduce a la mitad las raciones en el campo de refugiados de Kakuma

300.000 refugiados en Kenia sobreviven con una comida al día tras los recortes de ayuda de EE.UU. La escasez de fondos ha provocado un aumento de casos de desnutrición infantil, según datos del hospital local.

«Cuando no hay comida, bebemos agua para engañar al hambre»

Martin Komol, un refugiado ugandés viudo con cinco hijos, relata que su familia sobrevive con una comida cada dos días. «En el hospital nos dicen que solo es hambre y nos mandan a casa», explica. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha reducido las raciones mensuales de arroz de 9 a 3 kilos por persona, muy por debajo de lo recomendado por la ONU.

Consecuencias sanitarias

El hospital del Comité Internacional de Rescate registró 15 muertes infantiles en abril, frente a un promedio mensual de cinco. «Sin las transferencias en efectivo, más mujeres y niños no podrán acceder a una dieta equilibrada», advierte el nutricionista Sammy Nyang’a. Las reservas de leche fortificada y pasta de cacahuete se agotarán en agosto.

Impacto económico local

Los comerciantes como Chol Jook han perdido 5.400 dólares mensuales por el fin del programa de transferencias. Los refugiados adquieren alimentos a crédito, aumentando su endeudamiento.

Un campamento al límite

Kakuma, uno de los mayores campos de refugiados de África, alberga a personas de más de 20 países. Las protestas por recortes anteriores estallaron en marzo. El PMA busca urgentemente nuevos donantes, pero solo atenderá a los «más vulnerables» si no llegan fondos, según Colin Buleti, responsable local de la agencia.

La comida del colegio, su único plato caliente

Susan Martine, madre sursudanesa, cuenta que sus hijos mayores dependen del programa de alimentación escolar del PMA. «No sé cómo sobreviviremos con lo poco que nos dan», afirma mientras cuida a su hija de 2 años, hospitalizada por desnutrición severa.

Un agosto crítico

El PMA espera recibir un nuevo envío de arroz en agosto, pero advierte que la situación empeorará si no consigue financiación. Mientras, las familias refugiadas como la de Komol dependen de la solidaridad vecinal para evitar el colapso total.