Putin advierte a sus funcionarios que eviten una recesión en Rusia
El presidente ruso exigió mantener el crecimiento pese a las presiones inflacionarias y la caída del petróleo. Lo declaró en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, donde también reafirmó su postura sobre Ucrania.
«La recesión no será permitida bajo ninguna circunstancia»
Vladimir Putin advirtió a sus funcionarios que eviten un enfriamiento excesivo de la economía, impulsada por el gasto militar pero con sectores civiles en desaceleración. «Algunos expertos señalan riesgos de estancamiento, pero eso no debe ocurrir», afirmó. Los datos oficiales muestran un crecimiento del 1.5% en 2025, aunque dependiente de la producción bélica.
Tensiones internas y presión económica
Putin busca mediar entre agencias y empresas enfrentadas por las altas tasas de interés (20%) para controlar la inflación (10%). El ministro de Economía, Maxim Reshetnikov, alertó que los indicadores empresariales sugieren que la economía está «al borde de una recesión». Además, los ingresos por petróleo, clave para el Kremlin, caen por los precios globales más bajos en tres años.
Guerra y economía: sin concesiones
Pese a los desafíos, Putin descartó flexibilizar su postura sobre Ucrania: «Todos los ucranianos son nuestro pueblo». Reiteró el apoyo al banco central, aunque pidió un «crecimiento equilibrado» que combine inflación moderada y empleo estable. La eliminación de subsidios, como los hipotecarios, ha impactado a los sectores civiles.
Rusia en la cuerda floja
El país enfrenta presiones desde la invasión a Ucrania en 2022: sanciones occidentales, dependencia del petróleo y una economía sobrecalentada por el gasto militar. Arabia Saudita y sus aliados han reducido los precios del crudo, afectando a Moscú, cuyo presupuesto depende en un tercio de estas exportaciones.
El desafío de mantener el equilibrio
Las declaraciones de Putin reflejan la complejidad de gestionar una economía bajo tensiones bélicas y financieras. El éxito dependerá de controlar la inflación sin ahogar el consumo, mientras la guerra y los mercados energéticos marcan el ritmo.