FAO alerta sobre deterioro de seguridad alimentaria en Bolivia

2,2 millones de bolivianos padecen inseguridad alimentaria aguda, según informe de la ONU. El Gobierno rechaza riesgo de hambruna y culpa a Evo Morales por bloqueos.
El Deber

FAO alerta sobre deterioro de seguridad alimentaria en Bolivia

2,2 millones de bolivianos padecen inseguridad alimentaria aguda, según informe de la ONU. El Gobierno rechaza riesgo de hambruna y culpa a Evo Morales por bloqueos. La FAO pide «seguimiento estrecho» por inflación y escasez de combustible.

«Datos preocupantes, pero sin hambruna»

El informe de la FAO y el PMA, publicado el 16 de junio, sitúa a Bolivia entre 10 países que requieren monitoreo por alta inflación, caída de reservas y menor producción agrícola. «La escasez de combustible agravará la situación», advierte el documento. El Gobierno niega la crisis y destaca programas de riego tecnificado.

Reacciones cruzadas

El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, acusó a Evo Morales de generar desabastecimiento con bloqueos. La ONU aclaró que Bolivia no cumple criterios técnicos de hambruna, pero la coordinadora Ana Martina reconoció que los datos son «insuficientes para evaluar comparativamente».

Un país en la mira

Bolivia comparte lista con Afganistán y Líbano en el informe, aunque dista de los 5 países con riesgo inmediato de hambruna. El 19% de la población ya sufre inseguridad alimentaria, según datos de octubre de 2024. La FAO atribuye el problema a la caída en la producción de maíz y la pérdida de poder adquisitivo.

Entre el discurso y los números

Mientras el Gobierno insiste en que hay «seguridad alimentaria», la FAO proyecta un deterioro hasta octubre de 2025. La ministra Celinda Sosa, agricultora de origen, defendió la capacidad productiva del país, pero el informe señala que las reservas de divisas y el acceso a importaciones siguen en declive.

Sin alarma, pero con cautela

La ONU mantendrá apoyo a políticas agropecuarias, pero el informe subraya que Bolivia es un caso «preocupante». La repercusión ciudadana se traduce en precios más altos y menor acceso a alimentos básicos, en un contexto donde la inflación no cede.