Doria Medina promete aplicar pruebas PISA y medir calidad educativa en Bolivia
El candidato de UNIDAD plantea evaluar colegios y universidades en sus primeros 100 días de gobierno. Critica que, pese a destinar el 8% del PIB a educación, la mitad de los estudiantes de primaria no comprende lo que lee. La propuesta se presentó en La Paz ante sectores educativos.
«El ascensor educativo está averiado»
Samuel Doria Medina señaló que Bolivia «ha mejorado cuantitativamente, pero no en calidad». Destacó que el 60% de los alumnos no resuelve operaciones matemáticas básicas, pese a casos excepcionales como jóvenes que «construyen robots con material reciclado o ganan concursos de la NASA». «El sistema no garantiza movilidad social», advirtió.
Compromisos concretos
El candidato prometió: – Firmar el convenio para las pruebas PISA en 100 días, tras años de exclusión durante gobiernos del MAS. – Evaluar colegios públicos/privados y universidades para «mostrar los problemas». – Internet más rápido y barato en todas las escuelas. – Enseñanza de inglés desde primaria y una materia de emprendimiento en secundaria.
Un modelo focalizado
Doria Medina descartó cambiar todo el currículo, pero propuso: – Enfocarse en «procesos clave» y mejorar materiales educativos para reducir «excesos ideológicos». – Formar estudiantes que «resuelvan problemas, respeten derechos humanos y protejan el medio ambiente». – Impulsar una cultura de paz contra la violencia y discriminación.
Educación: gasto alto, resultados bajos
Bolivia destina el 8% del PIB a educación, uno de los porcentajes más altos de Latinoamérica. Sin embargo, las cifras revelan graves deficiencias en comprensión lectora y matemáticas. Los gobiernos del MAS evitaron participar en evaluaciones internacionales como PISA, lo que, según Doria Medina, «escondió los problemas bajo la alfombra».
Una apuesta por el mérito y la innovación
El plan busca convertir la educación en un «ascensor social» mediante mediciones transparentes y herramientas digitales. El éxito dependerá de implementar cambios concretos sin caer en reformas radicales, priorizando competencias prácticas y reduciendo brechas ideológicas.