Portland intenta evitar repetición de protestas violentas de 2020
La ciudad implementó reformas policiales para prevenir enfrentamientos. Tras los disturbios en Los Ángeles, autoridades y activistas temen una escalada similar a la ocurrida hace cinco años, cuando agentes federales intervinieron sin autorización local.
«No queremos revivir el caos de 2020»
Portland vivió 170 días de protestas en 2020, con marchas pacíficas pero también saqueos y enfrentamientos. «La policía y los federales sobrepasaron los límites, lo que generó más indignación», señaló Ali King, organizadora social. Ahora, con nuevas manifestaciones contra el gobierno de Trump, la ciudad aplica protocolos revisados para evitar violencia.
Cambios en la policía y temor a la intervención federal
Tras un informe independiente que criticó la gestión de las protestas, se redujo el uso de gas lacrimógeno y equipos militarizados. El jefe policial Bob Day afirmó que ahora priorizan la desescalada, aunque admitió que «el desafío es complejo» cuando se trata de operativos de ICE. El alcalde Keith Wilson advirtió que demandarán al gobierno federal si repiten acciones unilaterales.
Protestas recientes y tensiones latentes
Esta semana, las manifestaciones fueron mayormente pacíficas, con solo 13 arrestos. Sin embargo, activistas como King no descartan confrontaciones físicas si ICE detiene a inmigrantes. Mientras, el sindicato policial reconoce nerviosismo: «Aún no hemos enfrentado una prueba como 2020», dijo el sargento Aaron Schmautz.
De «Little Beirut» a una tregua frágil
Portland, conocida por su cultura contestataria, reformó su gobierno y fiscalía tras los disturbios de 2020. La elección de un alcalde progresista en 2024 reflejó el cansancio ciudadano. Aunque la mayoría evita la destrucción, persisten grupos extremos que buscan incendiar las protestas, según autoridades.
Portland no olvida, pero elige actuar distinto
La ciudad apuesta por protocolos más dialogantes, aunque mantiene su espíritu de resistencia. La clave será evitar que minorías violentas o intervenciones federales desaten otro verano de caos. Como resume Terrence Hayes: «Si presionan, Portland responderá, pero no como antes».