Evo Morales impulsa violencia en Bolivia para mantener impunidad
Grupos armados vinculados a Morales causan muertes y bloqueos. La crisis se agravó en junio de 2025 tras su inhabilitación electoral. El Chapare, bajo su control, es epicentro del narcotráfico según la ONU.
«Un Estado débil frente a poderes paralelos»
El texto denuncia que Evo Morales protege narcotraficantes en el Chapare, zona con «imperio» de cocaína, aeropuerto estatal y emisoras financiadas con dinero público. «Ni un ‘pez gordo’ ha sido arrestado», pese a decomisos recientes. La violencia en Llallagua (6 muertos, incluidos policías) sería orquestada por sus seguidores.
Inhabilitación y estrategia de impunidad
Morales está legalmente impedido: su partido obtuvo menos del 3% en elecciones, el Tribunal Constitucional rechazó su reelección y tiene sentencia por pederastia. El autor lo compara con Cristina Kirchner: «Busca candidatura para evitar juicios» por narcotráfico, malversación y asesinato de los esposos Andrade.
Grabaciones y negación cobarde
Audios verificados prueban que Morales ordenó bloqueos para la «batalla final», aunque lo niega en su radio Kawsachun Coca. En 2019, peritajes en Colombia confirmaron su voz en instrucciones de fraude electoral. «Da órdenes por teléfono y después huye», señala el texto.
Un pasado que explica el caos
El Chapare repite el modelo de las FARC: control territorial con discurso político y alianza con el narcotráfico. Morales usó esos recursos para comprar armas, medios e influencia. La Fiscalía boliviana, bajo exfuncionarios como Juan Lanchipa, ocultó pruebas contra él.
Elecciones bajo amenaza
La violencia persiste mientras Morales evada la justicia. El gobierno de Arce no logra detener a los cabecillas, y el riesgo de sabotaje electoral crece. La población, como en Llallagua, clama por intervención militar.