Militares desbloquean Llallagua tras dos semanas de violencia y saqueos
500 efectivos restablecieron el orden en el municipio potosino. Los pobladores, que sufrieron escasez de alimentos y combustible, recibieron al contingente con pañuelos blancos. El operativo permitió reabrir rutas bloqueadas por grupos evistas.
«Días negros» de zozobra y resistencia
Llallagua vivió tres días de violencia extrema, con saqueos a tiendas y la Felcv, mientras los vecinos organizaban ollas comunes y barricadas. «No había gasolina, los bancos cerrados y los niños sin clases», relató Rosmery Callisaya, líder de la Fejuve. La Universidad Siglo XX suspendió actividades presenciales para sus 12.000 estudiantes.
La llegada de la fuerza conjunta
El contingente partió de Oruro con 60 vehículos y tanques militares, llegando a las 20:00 del jueves. «El Estado ha sentado presencia», declaró un jefe policial. Los efectivos despejaron montículos de tierra y piedras dejados por los bloqueadores, mientras los vecinos agradecían con banderas y aplausos.
Organización vecinal en la crisis
Mujeres cocinaron en casas convertidas en comedores, mientras hombres recolectaban víveres. «Vecinos, ayuden con arroz o leña», pedían por megáfonos. Una residente lloró al recordar el pasado minero de Llallagua: «Antes fue fuerte, pero seguimos aquí».
Raíces de un conflicto recurrente
Llallagua, otrora centro minero clave, enfrenta tensiones históricas con ayllus evistas. En 2011, una marcha similar derivó en saqueos. Esta vez, la chispa fue el rechazo al bloqueo de rutas, que derivó en emboscadas a policías y quema de un bus militar.
Un respiro frágil para 41.571 habitantes
La intervención militar-policial alivió la crisis inmediata, pero persisten desafíos logísticos y sociales. La reapertura de vías permite reanudar el transporte de insumos, aunque la pacificación total dependerá de diálogos posteriores.