Cuarto policía muerto en bloqueos fue secuestrado y dinamitado

El subteniente Christian Calle Alcón fue asesinado con explosivos durante los bloqueos en Cochabamba. La violencia ya deja cinco muertos, incluido un comunario.
El Deber

Cuarto policía muerto en bloqueos fue secuestrado y dinamitado

El subteniente Christian Calle Alcón fue asesinado con explosivos durante los bloqueos en Cochabamba. El viceministro Aguilera acusó a «una horda» vinculada al movimiento evista. La violencia ya deja cinco muertos, incluido un comunario, según confirmaron Fiscalía y Gobierno.

«Una horda lo secuestró y dinamitó»

El cuerpo del subteniente Calle fue hallado este jueves cerca de la carretera Cochabamba-occidente, con una dinamita en su cavidad estomacal. Aguilera denunció que el crimen fue cometido por manifestantes afines al expresidente Evo Morales. Los otros tres policías fallecieron el miércoles en Llallagua (Potosí) por disparos de «francotiradores».

Balance trágico

Además de los cuatro agentes, un comunario murió en Cochabamba al manipular un artefacto explosivo, según el ministro Ríos. La Fiscalía confirmó los cinco decesos en medio de la crisis desatada por los bloqueos, que exigen la renuncia del presidente Arce.

Carreteras en guerra

Los simpatizantes de Morales bloquean vías principales desde el 2 de junio, alegando crisis económica y exigiendo la dimisión de Arce. El Gobierno rechaza las protestas, señalando que buscan «forzar una nueva candidatura de Morales». Mientras, la violencia escala: este jueves se reportó la voladura de un puente en Llallagua.

Un conflicto que no nació ayer

La polarización política en Bolivia se agudizó tras la salida de Morales en 2019. Sus seguidores mantienen una presión constante contra el gobierno de Arce, acusándolo de traicionar el proyecto evista. Los bloqueos actuales repiten tácticas usadas en crisis anteriores, pero con un nivel inédito de violencia contra fuerzas del orden.

El país sigue en tensión

Con cinco muertos en menos de 48 horas y carreteras dinamitadas, la crisis profundiza la fractura política. Arce insiste en no renunciar, mientras las organizaciones movilizadas radicalizan sus métodos. La población enfrenta paralización económica y riesgos de seguridad en regiones clave.