Bloqueos y violencia persisten en Bolivia; Arce rechaza renunciar

Protestas y enfrentamientos en Bolivia continúan con bloqueos en 20 carreteras y la muerte de tres policías. Arce acusa a Morales de impulsar la crisis por ambición política.
El Deber

Bloqueos y violencia persisten en Bolivia mientras Arce rechaza renunciar

20 puntos de carreteras siguen bloqueados por simpatizantes de Morales. El presidente Arce asegura que los operativos conjuntos continuarán para despejar vías. La crisis escaló con tres policías asesinados en enfrentamientos.

«No vamos a renunciar, es un capricho de una persona»

El presidente Luis Arce acusó al expresidente Evo Morales de impulsar las protestas por «capricho» para forzar su candidatura en 2025. «Actuaremos con todas las facultades constitucionales», declaró tras reunirse con el Alto Mando Militar. Los bloqueos, iniciados el 2 de junio, paralizan regiones clave como Cochabamba, Potosí y Santa Cruz.

Violencia extrema y operativos fallidos

En Llallagua (Potosí), tres policías murieron en emboscadas durante intentos de desbloqueo. Arce confirmó que los enfrentamientos continuarán en la ruta Cochabamba-Oruro. Morales, en silencio sobre los fallecidos, tachó de «represión» la respuesta gubernamental: «No se combate el hambre con balas», escribió en redes.

Un conflicto con raíces políticas

Las protestas surgieron por la crisis económica, pero el Gobierno las vincula a la aspiración reeleccionista de Morales. La ABC reporta cortes en 20 puntos, afectando el transporte de mercancías y ciudadanos. Arce insiste en que priorizará el orden «para garantizar elecciones democráticas».

Heridas abiertas en la democracia boliviana

La polarización entre el MAS de Arce y los seguidores de Morales marca la crisis actual. En 2020, tensiones similares llevaron a la renuncia de Evo Morales tras acusas de fraude electoral. Ahora, la violencia resurge en un escenario de alta conflictividad social.

El país espera una salida sin más sangre

Mientras las fuerzas de seguridad intentan reabrir vías, la ciudadanía enfrenta paralización y riesgo. La escalada dependerá de si Morales llama a calmar a sus bases o el Gobierno logra controlar los focos de conflicto sin más pérdidas humanas.