Congreso de EE.UU. exige garantías sobre privacidad de datos en venta de 23andMe
Demócratas cuestionan a posibles compradores sobre el uso de información genética de 15 millones de usuarios. La empresa de pruebas de ADN, en bancarrota desde marzo, enfrenta presiones legales y políticas por el manejo de datos sensibles.
«¿Qué pasará con tu ADN bajo nueva propiedad?»
Los representantes Alexandria Ocasio-Cortez y Jan Schakowsky lideraron una carta firmada por 20 congresistas demócratas dirigida a Regeneron Pharmaceuticals y TTAM Research Institute, los dos postores para adquirir 23andMe. Exigen claridad sobre tres puntos clave: posibilidad de borrar datos, prohibición de compartir información con autoridades sin orden judicial y notificación transparente a los usuarios sobre la venta.
Dos ofertas en disputa
Regeneron ofertó 256 millones de dólares en mayo, pero la exCEO Anne Wojcicki contraatacó con una propuesta de 305 millones a través del instituto sin fines de lucro TTAM. Un juez federal reabrió el proceso de venta para evaluar ambas opciones.
El peso de 15 millones de genomas
23andMe acumula datos de 12 millones de kits vendidos desde su fundación en 2006, pero nunca logró rentabilidad. Un ciberataque en 2023 expuso información de usuarios con herencia judía asquenazí y china, aumentando las preocupaciones sobre su seguridad.
Repercusión directa
Desde marzo, 1.9 millones de clientes (15% del total) solicitaron eliminar sus datos genéticos. Además, 26 estados y Washington D.C. demandaron a la empresa por intentar vender información sensible sin consentimiento explícito.
De la bancarrota al laboratorio
La compañía, pionera en pruebas genéticas caseras, se declaró en quiebra tras fracasar en diversificar sus ingresos tras salir a bolsa en 2021. Su colaboración con la farmacéutica GlaxoSmithKline y su modelo de investigación médica con datos de usuarios quedaron en entredicho tras los escándalos de privacidad.
Respuestas pendientes para julio
El Congreso dio plazo hasta el 26 de junio para que los postores detallen sus planes. Mientras, la incertidumbre persiste sobre si el nuevo dueño mantendrá las políticas actuales o explotará los datos con fines comerciales o de inteligencia artificial.