Republicanos de la Cámara advierten a Thune sobre «trucos presupuestarios» en megaproyecto
38 congresistas exigen recortes de gastos reales por cada dólar de rebajas fiscales. La carta liderada por Smucker busca frenar maniobras contables en el proyecto estrella de Trump. El Senado debate cambios que aumentarían el déficit.
«Recortes reales, no artificios contables»
El vicepresidente del Presupuesto en la Cámara, Lloyd Smucker (R-Pa.), encabeza la advertencia al líder de la mayoría senatorial, John Thune. La misiva, firmada por 38 republicanos, insiste en que cada dólar de nuevas rebajas fiscales debe compensarse con reducciones de gasto «aplicables y verificables». Entre los firmantes figuran altos cargos como el presidente del Comité de Presupuesto, Jodey Arrington (R-Texas).
La jugada de Smucker
El congresista ya logró en mayo que el liderazgo republicano aceptara vincular recortes fiscales y de gasto. «El marco de la Cámara no puede cambiar», subraya la carta, que rechaza «desplazamientos temporales» para maquillar cifras. El proyecto actual incluye rebajas fiscales por 3,8 billones de dólares, según el Comité Conjunto de Tributación.
Presión en el Senado
Thune enfrenta demandas contradictorias: desde senadores que quieren suavizar recortes a Medicaid hasta quienes buscan hacer permanentes tres beneficios fiscales para empresas. Los republicanos solo pueden perder tres votos en cada cámara. Mientras, halcones del déficit como Ron Johnson (R-Wis.) alertan de la volatilidad en los mercados de bonos tras la aprobación inicial del proyecto.
Cuentas que no cuadran
El megaproyecto, pieza clave de la agenda de Trump, combina políticas migratorias, energéticas y fiscales. La enmienda de Smucker al presupuesto fijó una relación máxima entre recortes de gasto (1,5 billones) y rebajas fiscales (4 billones). Los mercados reaccionaron con nerviosismo ante el posible impacto en la deuda.
¿Crecerá la sombra del déficit?
La batalla refleja tensiones entre estímulo económico y disciplina fiscal dentro del Partido Republicano. El resultado definirá el margen de maniobra de Thune para negociar cambios sin perder apoyos clave, mientras inversores vigilan el efecto en la deuda nacional.