Bolivia registra el menor crecimiento económico en 2024

El Banco Mundial sitúa a Bolivia con el peor desempeño económico de América Latina en 2024, con inflación récord y calificación crediticia en mínimos históricos.
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Banco Mundial sitúa a Bolivia con el menor crecimiento económico regional en 2024

El país registró además la inflación más alta en 40 años y la peor calificación crediticia en dos décadas. Los datos del primer trimestre de 2025 confirman la crisis macroeconómica, con escasez de carburantes y caída de reservas de oro.

«Un cóctel de indicadores en rojo»

Según el Banco Mundial, Bolivia tuvo el peor desempeño económico de América Latina en 2024, con un crecimiento solo superior al de 2011. Fitch Ratings corroboró este declive al otorgarle la calificación más baja de la región en 21 años. A marzo de 2025, la inflación interanual superó todos los registros desde 1985.

Deuda y reservas en caída libre

La deuda pública alcanzó 43.173 millones de dólares (3.816 dólares por habitante), mientras las reservas de oro cayeron un 48%. El oro refinado se vendió en su totalidad, según datos oficiales. Paralelamente, la balanza comercial y el Índice de Libertad Económica (puesto 30 de 32) reflejan pérdida de competitividad.

El ciudadano, frente al desabastecimiento

La inflación de alimentos en 2024 fue la mayor en 16 años, agravada por la escasez de carburantes desde marzo de 2025. El contrabando comisado (solo 7% en ropa y alimentos) evidencia fallas en el control de precios. Bolivia se consolidó como la tercera economía más inflacionaria de Latinoamérica, según estudios regionales.

De la bonanza a la tormenta perfecta

Tras una década de estabilidad relativa (2011-2021), los indicadores comenzaron a deteriorarse en 2024. El Riesgo País marcó récords en abril de 2025, y las metas macroeconómicas no se cumplieron, según informes técnicos. La dependencia de importaciones y la caída en producción de hidrocarburos explican parte de la crisis.

Un horizonte económico con nubarrones

Los datos revelan un deterioro estructural sin precedentes recientes. La combinación de deuda creciente, reservas agotadas y presión inflacionaria limita las herramientas de política económica. La ciudadanía enfrenta el impacto directo en poder adquisitivo y acceso a bienes básicos.