Familias cruceñas reducen consumo de carne por crisis económica
El 11% de un salario mínimo se destina solo a comprar pan. Ciudadanos y comerciantes de Santa Cruz enfrentan una drástica caída del poder adquisitivo. Testimonios revelan ajustes en la dieta familiar y cierres de negocios.
«Antes compraba para dos semanas, ahora solo para cuatro días»
Vanessa Camacho, ama de casa, ejemplifica la crisis: Bs 300 ya no cubren ni la mitad de sus compras básicas. Helmi Milad, dueño de una pensión, confirma que los churrascos son ahora «un lujo»: 2 kg de carne equivalen a un día de salario. Los productos esenciales como arroz, aceite y queso han duplicado su precio.
Estrategias de supervivencia
Las familias reemplazan proteínas con huevo y reducen cantidades: compran «lo justo para el día». Alicia Galarza alerta sobre cinco productos críticos: carne (Bs 58/kg), arroz (Bs 14/kg), aceite (Bs 14/litro), pan (Bs 1/unidad) y queso (Bs 40/kg). Una familia con tres hijos gasta Bs 300 mensuales solo en pan.
Comerciantes: «La ganancia ya no existe»
Sonia Rojas, vendedora de lácteos, afirma que solo alcanza para «medio comer». Los condimentos triplicaron su valor y la manteca subió de Bs 180 a Bs 570. Jaqueline, vendedora de legumbres, reporta caídas del 30% en clientes. Pequeños negocios cierran por costos insostenibles de insumos como carne y aceite.
Efecto dominó
Los bloqueos de carreteras generan escasez de productos como papa y cebolla, mientras hay exceso de tomate (Bs 5/kg). Los transportistas enfrentan pérdidas por descomposición de alimentos. Productores menonitas suben precios de queso ante el encarecimiento del alimento para ganado.
Cuando el bolsillo dicta el menú
La crisis actual se agravó por la escasez de diésel y la fluctuación del dólar paralelo. Exportaciones a Argentina y Perú redujeron la calidad y cantidad de productos locales. Según testimonios, muchos esperan que las próximas elecciones generen un cambio económico, aunque reconocen que la recuperación será lenta.
La mesa cruceña pierde peso
Platos típicos como sonso o cuñapé son ahora excepcionales. Ciudadanos y comerciantes coinciden: la cadena de costos afecta a toda la población. Mientras tanto, trabajan el doble o usan ahorros para sobrevivir, en un escenario donde «cocinar, trabajar y dormir» es la nueva normalidad.