Incendios arrasan 12,6 millones de hectáreas en Bolivia en 2024

El 56% de las áreas quemadas en Bolivia en 2024 corresponden a zonas protegidas, según un informe de la Fundación Tierra. Santa Cruz concentró el 67% de los incendios, causados principalmente por acción humana.
El Deber

Incendios arrasan 12,6 millones de hectáreas en Bolivia en 2024

El 56% de las áreas quemadas corresponden a zonas protegidas, según un informe de la Fundación Tierra. Santa Cruz concentró el 67% de los incendios, causados principalmente por acción humana.

«El fuego no es un desastre natural, es provocado»

La investigación «Incendios Forestales 2024: Tras las huellas del fuego» revela que el 95% de los incendios fueron causados por actividades humanas, como quemas agrícolas malintencionadas. Las áreas más afectadas fueron San Matías, Bajo Paraguá, Guarayos, Pantanal y Monte Verde, donde comunidades indígenas y menonitas practican agricultura extensiva.

Responsables y prácticas

Gonzalo Colque, investigador de la Fundación Tierra, denunció que dirigencias indígenas divididas autorizan quemas y desmontes, incluso transfiriendo derechos de usufructo a nuevas comunidades. El Sernap no respondió a las solicitudes de información sobre su gestión en las áreas protegidas.

Santa Cruz, epicentro de la tragedia

El departamento cruceño registró 8,5 millones de hectáreas quemadas (67% del total nacional), seguido por Beni (3,5 millones) y La Paz (406 mil). El 60% del fuego afectó bosques, y el 40% restante, sabanas y pasturas. Los peores meses fueron agosto, septiembre y octubre, con 10,5 millones de hectáreas devastadas.

Cuando la tierra se convierte en negocio

Bolivia duplicó su superficie quemada respecto a 2019 (5,3 millones de hectáreas). Colque atribuyó el aumento a las «libertades» para ocupar tierras y las autorizaciones de desmonte, que se multiplicaron por seis en cinco años. El informe critica que las políticas estatales promuevan la agricultura como actividad de alta rentabilidad con acceso expedito a terrenos.

Un paisaje que se apaga

Los datos confirman una crisis ambiental sin precedentes, con áreas protegidas y biodiversidad en riesgo por prácticas consentidas. La magnitud de los incendios refleja tensiones entre desarrollo agrícola y conservación, en un contexto de vacíos legales y división comunitaria.