Putin no abandonará su objetivo de conquistar Ucrania, según analistas
Expertos afirman que el líder ruso no cederá pese a las presiones internacionales. Donald Trump cuestiona su cordura mientras el Congreso de EE.UU. debate sanciones más duras. La estrategia debe enfocarse en hacer inviable su ambición, no en persuadirlo.
«No se puede convencer, hay que detenerlo»
Vladimir Putin considera la dominación de Ucrania como un objetivo «teológico», según exfuncionarios estadounidenses. Pese a los ataques ucranianos a bases rusas, las sanciones económicas y las críticas de Trump, «su obsesión no tiene punto de retorno», advierte Nahal Toosi, corresponsal de POLITICO. Analistas coinciden en que solo aumentar los costos militares y económicos podría frenarlo.
Las contradicciones de Trump
El presidente estadounidense ha alternado entre admirar a Putin y tacharlo de «loco». Aunque prometió acabar la guerra «en 24 horas», ahora critica su intransigencia en las negociaciones. Sin embargo, sus ofertas de acuerdos comerciales y la lentitud en aplicar sanciones «refuerzan la percepción de debilidad» para el Kremlin, según expertos.
La apuesta por el desgaste
Rusia ha reorientado su economía hacia la guerra, pero la inflación y el estancamiento del frente son señales de vulnerabilidad. Un proyecto de ley en el Senado de EE.UU. propone tarifas del 500% a compradores de energía rusa, aunque su impacto global genera dudas. «Putin juega con el tiempo; Occidente debe hacer lo mismo», afirma Andrea Kendall-Taylor, exanalista de inteligencia.
Una obsesión con raíces históricas
Putin ha sostenido desde hace una década que Ucrania debe estar bajo control ruso para asegurar el poderío de Moscú. Sus escritos y acciones —como el envío de subalternos a negociaciones— revelan «una estrategia de larga duración», no un conflicto pasajero. Analistas descartan que cambie de postura incluso con un alto al fuego temporal.
El juego de Putin sigue en marcha
Mientras Occidente debate sanciones, el Kremlin apuesta a que Trump retrocederá o perderá interés. La incertidumbre sobre la ayuda militar a Ucrania y las divisiones en la administración estadounidense «fortalecen su convicción» de que puede ganar la guerra por agotamiento. Los expertos insisten: solo una presión sostenida podría forzar un repliegue táctico, nunca una renuncia a sus ambiciones.