Gobierno y Evo Morales llevan su conflicto ante la comunidad internacional
La Cancillería denuncia «acciones desestabilizadoras» de afines a Morales. El expresidente responde que las protestas reflejan «una tragedia social». La crisis se agrava con bloqueos y a tres meses de las elecciones.
«Guerra de comunicados en plena crisis»
El Ministerio de Relaciones Exteriores acusó a grupos cercanos a Morales de promover «medidas violentas para acortar el mandato de Arce», incluyendo bloqueos de carreteras. «Buscan provocar incertidumbre y malestar», señaló el gobierno, que pidió apoyo internacional para «resguardar la democracia».
La réplica de Morales
El expresidente afirmó que Bolivia vive «una tragedia social y humana» por la mala gestión económica. «Los mercados están vacíos de economía, pero llenos de angustia», declaró, acusando al gobierno de manipular instituciones como el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Elecciones y candidatura en disputa
Arce aseguró que Morales «miente al vincular las protestas con la economía» y que su verdadero objetivo es forzar una candidatura «inconstitucional». Morales rechazó esto: «Las movilizaciones no son por una persona, es el pueblo que se levanta», alegando persecución judicial y exclusión política.
Un país dividido
El conflicto surge en un contexto de crisis económica, con bloqueos que paralizan regiones clave. Morales lideró protestas similares en 2024 exigiendo la renuncia de Arce, cuyo apoyo habría caído del 55% al 2%, según el exmandatario.
El pulso sigue en las calles
La escalada verbal y las movilizaciones profundizan la polarización a menos de 90 días de las elecciones del 17 de agosto. Mientras el gobierno insiste en garantizar el proceso electoral, Morales denuncia «represión violenta» contra los manifestantes.