FIL Santa Cruz abre con 120 presentaciones y homenajes literarios
La 26ª edición de la Feria Internacional del Libro arranca este 4 de junio en Fexpocruz. Chile es el país invitado y se rendirá tributo a Gabriela Mistral y al Bicentenario boliviano. Un estudio revela que los asistentes prefieren novelas, pero leen solo 15 minutos diarios.
Un festival literario con sello internacional
La FIL ofrecerá 170 actividades culturales, desde presentaciones de libros hasta teatro y música, con horarios extendidos los fines de semana. La entrada costará Bs 25 para adultos, mientras que niños y estudiantes en grupo ingresan gratis. El pabellón infantil estará ambientado en la prehistoria, con actividades para menores de 3 a 12 años.
Invitados y celebraciones
Chile llega con seis escritores, como Rosabetty Muñoz y Pía Barros. Se conmemorarán los 80 años del Nobel de Gabriela Mistral y el Bicentenario de Bolivia, con salones nombrados en honor a próceres como Juana Azurduy. Además, se lanzará el libro Dos voces poéticas de Chile y Bolivia, que destaca a Mistral y Adela Zamudio.
Retos del sector editorial
Andrés Plaza, presidente de la Cámara Departamental del Libro, alertó sobre la crisis por restricciones a importaciones y piratería: «Hemos pedido apoyo al Gobierno sin respuesta efectiva». La FIL busca promover el libro legal, aunque en 2023 solo el 42% de asistentes compró ejemplares.
Los cruceños y sus hábitos de lectura
Según el Instituto Cruceño de Estadística (ICE), el 21% prefiere novelas, pero el 20% dedica menos de 15 minutos diarios a leer. El 78% elige formato físico, valorando el «olor del papel». Un 28% considera que leer les permite «escapar de la realidad».
Un encuentro que trasciende páginas
La FIL se consolida como espacio cultural en un contexto donde el sector editorial enfrenta desafíos económicos. Los homenajes históricos y la diversidad de actividades buscan atraer a un público con hábitos de lectura limitados pero con clara preferencia por lo tangible y emotivo.
Literatura en tiempos de cambio
El evento refleja tanto la vitalidad de la escena literaria local como los obstáculos para su sostenibilidad. Los datos del ICE subrayan una paradoja: aunque los cruceños valoran los libros, su consumo real sigue siendo bajo.