Evo Morales se esconde en el trópico escoltado por civiles armados
El expresidente boliviano evade una orden de aprehensión por presunta trata de menores. Morales aparece en un reportaje internacional resguardado por seguidores en Shinahota, Cochabamba. La justicia boliviana lo acusa de un delito cometido durante su mandato.
«Un líder rodeado de palos y lanzas»
Un equipo de Récord (Brasil) mostró a Morales en una federación cocalera, protegido por civiles con armas rudimentarias. «Hay protocolos estrictos para acercarse a él», detalló el medio. El expresidente elogió a Lula da Silva, esperando su apoyo para «salvar económicamente al país».
La sombra de la denuncia
Pesa sobre Morales una acusación de tener una hija con una menor cuando era presidente, delito que él niega. Sus seguidores, incluidos mujeres, «están dispuestos a enfrentar a las autoridades» si intentan detenerlo. La orden de aprehensión sigue vigente, según el Gobierno.
Reclamos políticos y aislamiento
El líder cocalero reiteró que le «quitaron ilegalmente» la sigla del MAS y su derecho a participar en las elecciones del 17 de agosto. Mientras, su entorno insiste en su inocencia, calificando las acusaciones como persecución política.
Un refugio en tierra caliente
Shinahota, en el trópico cochabambino, ha sido históricamente el bastión de Morales y los cocaleros. La región concentra lealtades hacia el expresidente desde su ascenso político en los 2000. Ahora, se convierte en su escudo contra la justicia.
Entre lanzas y palabras
El caso mantiene en vilo al país, dividido entre evistas y críticos. Mientras Morales se refugia en sus bases, la justicia boliviana enfrenta el desafío de aplicar la ley en un escenario de alta tensión social.