Cuba acepta vuelos de deportación de EEUU sin mejorar relaciones
La isla ha recibido cinco vuelos desde que Trump asumió el poder. Pese a cooperar en migración, el Gobierno estadounidense mantiene sanciones y evita el diálogo bilateral, según una alta funcionaria cubana. La tensión aumenta con la comunidad exiliada en Miami presionando por medidas más duras.
«La relación está en cero»
Johana Tablada, alta funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, declaró en una entrevista exclusiva que el Departamento de Estado «no está interesado en conversaciones» con La Habana. Añadió que las visitas de diplomáticos cubanos a Washington han sido ignoradas, a diferencia de administraciones anteriores.
Cooperación migratoria sin reciprocidad
Cuba ha aceptado cinco vuelos de deportación desde que Trump regresó a la Casa Blanca y mantiene un acuerdo migratorio de 2017. Sin embargo, Tablada señaló que esta colaboración «no ha generado buena voluntad» en Washington. La administración Trump reinstauró en enero a Cuba en la lista de patrocinadores estatales del terrorismo y aplicó nuevas sanciones.
Presión desde Miami y el Gobierno de EEUU
El secretario de Estado Marco Rubio y el exenviado Mauricio Claver-Carone impulsan una línea dura contra el Gobierno cubano. Claver-Carone afirmó en febrero que EEUU tiene opciones «muy creativas» para provocar el colapso del régimen comunista. La comunidad exiliada en Miami considera a Cuba una «amenaza a la seguridad nacional».
De la esperanza al enfrentamiento
Tras un breve deshielo durante el Gobierno de Biden, las relaciones se han deteriorado rápidamente con el regreso de Trump. La ola migratoria cubana hacia EEUU, con cientos de miles de llegadas desde la pandemia, ha agravado las tensiones. Washington también amenaza con restricciones de visado por presuntos abusos a médicos cubanos en misiones internacionales, una acusación que La Habana niega.
Sin puentes a la vista
Pese a la hostilidad, Cuba insiste en mantener vínculos con el pueblo estadounidense. Tablada aseguró que «seguirán cultivando» una relación histórica y vecinal, aunque el Gobierno de EEUU parece decidido a profundizar el aislamiento. Las deportaciones continúan, pero sin avances diplomáticos.