Altman y la industria de la IA cambian de «regúlennos» a «invíertannos»
El CEO de OpenAI ahora pide menos regulación y más apoyo estatal para competir con China. El giro ocurre tras el cambio de gobierno en EE.UU. y la presión por liderar la carrera tecnológica. Sectores críticos advierten riesgos de descontrol.
De la prudencia a la urgencia geopolítica
En 2023, Sam Altman testificó ante el Senado estadounidense pidiendo «intervención regulatoria para mitigar riesgos» de la IA. Dos años después, su mensaje es opuesto: «Necesitamos espacio para innovar rápido», declaró en mayo de 2025. El cambio coincide con la llegada de Trump a la Casa Blanca y su política de «toque ligero» en regulación.
El nuevo enemigo: China
El vicepresidente J.D. Vance dejó claro en París que la prioridad es «ganar la carrera de IA», no la seguridad. El gobierno impulsa un plan para «evitar requisitos que obstaculicen la innovación», mientras el Congreso debate bloquear leyes estatales durante una década. Eric Schmidt, exCEO de Google, alerta: «Si China llega primero, no podremos alcanzarlos».
Las empresas se alinean con Washington
OpenAI y Microsoft piden «libertad para aprender», un eufemismo para usar material con derechos sin compensar. Solo Anthropic mantiene su postura: un blog de octubre advirtió que «la ventana para prevenir riesgos se cierra». La UE, con normas estrictas, es vista como obstáculo.
Cuando el miedo a ChatGPT pasó de moda
El pánico inicial por los riesgos de la IA cedió ante la inacción legislativa y la narrativa de competencia con China. Aunque líderes como Altman predicen que la IA general (AGI) llegará en años, reconocen que aún no entienden del todo cómo controlarla.
¿Ganará el más rápido o el más prudente?
El debate ahora gira en torno a si EE.UU. puede permitirse regulaciones frente a un rival que también avanza. Mientras, China ha mostrado interés en estándares de seguridad, pero la presión por la supremacía tecnológica podría imponerse.