Autopsia confirma que coronel boliviano murió por disparo en la cabeza
El coronel Juan Javier Soliz, comandante del Regimiento Manchego, falleció por un disparo en la cabeza. El crimen ocurrió en la noche del viernes dentro de la unidad militar en Montero. La Felcc y la Fiscalía investigan el asesinato, sin detenidos hasta el momento.
«Un crimen que conmociona a las Fuerzas Armadas»
La autopsia del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) determinó que Soliz murió por un «trauma cráneoencefálico grave» causado por un proyectil de arma de fuego. El hecho ocurrió cerca de la medianoche del viernes, cuando el militar retornaba a su vivienda dentro del regimiento. Su esposa escuchó los disparos y lo encontró tendido en el suelo.
La escena del crimen
Testigos relataron a la Felcc que un sujeto vestido de negro huyó del lugar. La Policía secuestró teléfonos celulares de militares presentes esa noche y busca imágenes de cámaras externas, ya que el área carece de vigilancia audiovisual. El Ejército calificó el hecho como «acto criminal» y exigió justicia.
Últimos movimientos del coronel
Soliz había asistido a una reunión de trabajo antes del ataque. Según su esposa, salió a las 21:30 en motocicleta y regresó hacia las 23:00, cuando fue asesinado. Personal militar auxilió al herido, pero falleció antes de llegar al hospital SUMI MED.
Un regimiento de élite en shock
El Regimiento Manchego, conocido como «Ranger», es reconocido como el mejor de Bolivia en operaciones selváticas. La muerte de su comandante genera incertidumbre en la institución castrense. La Fiscalía prioriza las declaraciones de oficiales y soldados que vivían cerca de la vivienda de Soliz.
¿Quién disparó contra el coronel?
Las investigaciones continúan sin sospechosos detenidos. El Comando General del Ejército exige «evitar la impunidad». Mientras, peritos del IITCUP analizan evidencias en el lugar. La falta de cámaras en el área complica el rastreo del atacante.
Un crimen que aún espera respuestas
El asesinato del coronel Soliz expone vulnerabilidades en la seguridad interna de unidades militares. Las autoridades enfrentan el desafío de esclarecer el móvil y capturar al responsable, bajo presión institucional y social.