Trump afirma que Dios lo salvó para liderar Estados Unidos
El expresidente atribuye su supervivencia a un atentado a un designio divino. Desde el incidente en 2024, su retórica ha adoptado un tono mesiánico, reforzando su narrativa de liderazgo providencial. Analistas señalan que esto refleja una evolución en su discurso y estrategia política.
«Dios me salvó para hacer grande a Estados Unidos»
Tras el atentado en Butler (Pensilvania) en julio de 2024, Trump ha insistido en que su supervivencia fue «un acto de Dios». En discursos posteriores, incluyendo su toma de posesión en enero de 2025, declaró: «Fui salvado por Dios para hacer grande a Estados Unidos». Esta narrativa ha sido reforzada por líderes religiosos y seguidores que lo describen como «elegido».
Cambio en su retórica
De autodenominarse «fatalista» en décadas pasadas, Trump ha pasado a un discurso de propósito divino. Expertos como Michael Kruse de POLITICO destacan que esta transformación coincide con su reelección y la consolidación de su base evangélica. «Su lenguaje ha pasado de nihilista a mesiánico», señala el análisis.
Un segundo mandato con tono de cruzada
En su actual administración, ha impulsado medidas como la Comisión de Libertad Religiosa y órdenes ejecutivas contra lo que llama «sesgo anticristiano». Declaraciones como «Dirijo el país y el mundo» o su broma-no-broma sobre querer ser papa reflejan, según críticos, una autoimagen de infalibilidad.
Reacciones y escepticismo
Alan Marcus, exasesor de Trump, lo describe como «un narrador de fantasías que adapta su guion según convenga». Marie Griffith, experta en religión, sugiere que el atentado pudo hacerle creer su propio mito de «elegido». Mientras, simpatizantes como el pastor Robert Jeffress defienden que «Dios tiene un propósito para él».
De fatalista a «elegido»: la evolución de Trump
En entrevistas previas (1991-2015), Trump expresaba escepticismo sobre el destino: «Lo que pasa, pasa». Sin embargo, desde su primera campaña presidencial, adoptó un discurso bíblico para conectar con votantes evangélicos, prometiendo políticas afines a sus valores. El atentado y su reelección aceleraron esta narrativa.
¿Mandato divino o estrategia política?
Analistas coinciden en que la retórica mesiánica fortalece su imagen de líder incuestionable. Aunque enfrenta límites judiciales y geopolíticos, su equipo insiste en que «está en una misión de Dios». El debate sigue abierto: ¿oportunismo o convicción? Lo claro es que marca un hito en la política estadounidense.