Juez rechaza reinstalación de directora de derechos de autor despedida por Trump
Shira Perlmutter alega que el presidente no tenía autoridad para destituirla. Un tribunal federal negó su solicitud de reintegro inmediato, en un caso que enfrenta al Ejecutivo y al Congreso por el control de la Biblioteca del Congreso. La disputa continúa en los tribunales.
«La Biblioteca no es una entidad autónoma»
Shira Perlmutter, exdirectora de la Oficina de Derechos de Autor, fue despedida este mes tras el intento de Donald Trump de nombrar a su propio equipo en la Biblioteca del Congreso. El Departamento de Justicia defiende que la institución está bajo control presidencial, mientras Perlmutter argumenta que solo el Bibliotecario del Congreso puede destituirla.
Disputa por el poder
Trump intentó designar a Todd Blanche, fiscal general adjunto, como bibliotecario interino, junto a otros funcionarios en puestos clave. Sin embargo, Robert Randolph Newlen sigue ejerciendo como bibliotecario en funciones, y Blanche no ha asumido el cargo. Perlmutter solicitó una orden judicial para bloquear los nombramientos, pero el juez Timothy J. Kelly denegó la medida temporal.
Preocupación por la confidencialidad
Los abogados de Perlmutter advierten que, si Blanche asume el cargo, el Ejecutivo accedería a información confidencial del Congreso y depósitos de derechos de autor privados. El congresista Joe Morelle (demócrata) calificó los intentos de Trump como «esfuerzos inconstitucionales» para arrebatar el control de la Biblioteca al Legislativo.
Una batalla entre poderes
La Biblioteca del Congreso, tradicionalmente vinculada al Legislativo, se ha convertido en un campo de batalla político. Trump alega que puede nombrar interinos bajo la Ley de Reforma de Vacantes Federales, mientras demócratas como el senador Alex Padilla exigen que el Congreso reafirme su control exclusivo.
El conflicto sigue en los tribunales
El juez Kelly evaluará en las próximas semanas una medida cautelar para bloquear los nombramientos de Trump durante el litigio. Mientras tanto, la dirección de la Biblioteca y la Oficina de Derechos de Autor permanece en suspenso, con repercusiones para la gestión de información sensible y registros de propiedad intelectual.