El auge de los deepfakes dispara la desconfianza en interacciones digitales
Los fraudes con IA aumentaron pérdidas de 90 a 500 millones de dólares en EE.UU. (2020-2024). Profesionales adoptan verificaciones exhaustivas ante el riesgo de suplantación. Casos incluyen estafas laborales con videollamadas falsas y documentos manipulados.
«Verificación rigurosa: el nuevo protocolo laboral»
Nicole Yelland, víctima de un fraude laboral en enero, ahora exige videollamadas con cámara activa y verifica identidades con Spokeo. «Si algo parece raro, pido pruebas adicionales», explica. La FTC alerta que los scams de empleo se triplicaron desde 2020, con tácticas como solicitar licencias de conducir durante entrevistas.
Startups contra la suplantación
Empresas como GetReal Labs y Reality Defender ofrecen detección de deepfakes, mientras Tools for Humanity (de Sam Altman) usa escaneo ocular y blockchain para validar identidades. Sin embargo, muchos recurren a métodos manuales: códigos secretos, preguntas locales o selfies con timestamp.
El costo de la paranoia digital
Ken Schumacher, de Ropes, detalla que reclutadores «interrogan a candidatos sobre detalles geográficos». Jessica Eise, investigadora en Indiana University, redujo sus estudios online por el tiempo «exorbitante» dedicado a filtrar perfiles falsos. «Ahora repartimos folletos físicos», admite.
De la pandemia al escepticismo
El teletrabajo masivo y herramientas de IA democratizaron el fraude. Según WIRED, los deepfakes en videollamadas reemplazan viejos scams por email, mientras LinkedIn enfrenta perfiles generados por IA. El slide deck que engañó a Yelland ofrecía «beneficios irreales», clave para detectar el engaño.
Sin solución a la vista
La combinación de técnicas low-tech y desconfianza sistemática marca la nueva normalidad. Aunque efectivas, estas prácticas ralentizan procesos y generan fricciones. Como resume Yelland: «Pierdo horas confirmando si las personas son reales».