Madre vende dulces disfrazada de payaso para financiar estudios de su hijo
María recorre diariamente las calles de La Paz vestida como «Pepinito Borracho». La mujer, entrevistada por Unitel, explicó que adoptó este disfraz para destacarse entre otros vendedores y cumplir su promesa de apoyar la educación de su hijo.
«No te dejaré solo, hijito»: el motor de su lucha
María, una madre boliviana, inició vendiendo chupetes y amplió su negocio a galletas y chocolates tras quedarse sin recursos por la crisis económica. «Salí con esto para que él logre lo que quiere, ser profesional», declaró mientras mostraba su canasta de golosinas. Su jornada comienza al amanecer y se extiende hasta las 22:00.
El disfraz que marcó la diferencia
Ante la baja demanda inicial, decidió maquillarse y vestirse como payaso: «Me puse el nombre de Pepinito Borracho… así la gente me reconoce y me compra». La estrategia le permitió aumentar sus ventas en las calles paceñas.
Un esfuerzo con nombre propio
Cada día, María se prepara con su atuendo colorido y recorre la ciudad. Su historia se viralizó en redes sociales bajo el hashtag #DíaDeLasMádres, destacando su perseverancia en fechas conmemorativas.
Madres que rompen esquemas
En Bolivia, muchas mujeres asumen roles no tradicionales para sostener a sus familias. María ejemplifica esta realidad, donde la informalidad y la creatividad se convierten en herramientas de supervivencia en contextos económicos adversos.
La recompensa está en el camino
Su caso ilustra los desafíos de padres solteros en entornos urbanos. Aunque no se mencionan ayudas institucionales, su compromiso prioriza el futuro educativo de su hijo, reflejando una tendencia creciente en el país.