Dólar paralelo en Bolivia alcanza Bs. 20 por especulación y vacío institucional
El tipo de cambio informal se duplicó en dos meses, arrastrado por declaraciones alarmistas, compras masivas de criptomonedas y falta de estrategia gubernamental. La crisis impacta en precios de alimentos y medicinas, según análisis publicado el 27 de mayo de 2025.
«Una tormenta perfecta de miedo y volatilidad»
Desde marzo de 2025, el dólar paralelo —físico y virtual (USDT)— pasó de Bs. 11 a Bs. 20. La chispa fue el anuncio del presidente de YPFB sobre falta de fondos para diésel, seguido de interpretaciones alarmistas de un informe del Banco Mundial. El mercado virtual, con solo 238.000 dólares diarios, dicta el ritmo a los demás segmentos.
El detonante político
El 13 de mayo, el presidente Arce anunció que no buscaría la reelección. Aunque neutral económicamente, la decisión alimentó la incertidumbre institucional, empujando el USDT a su pico máximo. Medios reportaron el alza sin distinguir entre dólar físico y digital, amplificando el pánico.
Consecuencias en la economía real
Bolivia importa el 90% de lo que consume. El encarecimiento de divisas disparó inflación y redujo el poder adquisitivo, forzando cierres de pequeños negocios. Exportadores retienen dólares en el exterior, agravando la escasez. El dólar físico bajó a Bs. 16, pero sin cobertura mediática equilibrada.
Raíces de una crisis recurrente
En 2024, el dólar paralelo subió de Bs. 8,60 a Bs. 15,60 tras el fallido golpe de Zúñiga y la escasez de diésel. La estabilización temporal en Bs. 11 no evitó que el patrón se repitiera en 2025 con mayor severidad. La falta de datos oficiales confiables permite que rumores dominen la narrativa.
¿Hay salida a la vista?
Analistas sugieren reactivar el Bolsín de divisas y revisar concesiones mineras para fortalecer reservas. La incertidumbre política exige liderazgo claro, pero el vacío institucional persiste. La economía depende ahora de restaurar confianza pública, un desafío mayor que la mera estabilización cambiaria.