Madre tarijeña con discapacidad sueña con silla de ruedas y prótesis
Arminda Zutara, de 64 años, perdió ambas piernas por diabetes y su único hijo. Vende canastas en Tarija con una silla prestada que debe devolver. Su historia emerge a un día del Día de la Madre, mientras enfrenta dificultades económicas.
«Ojalá alguien de buena voluntad me ayude»
Arminda, originaria de El Mollar (Tarija), perdió sus piernas en 2021 y 2022 debido a complicaciones de diabetes. «Necesito una nueva silla de ruedas», implora, ya que la actual pertenece a una entidad pública y está en mal estado. Sus hermanas Neonice y María Rosa son ahora su único apoyo, tras la muerte de su hijo Javier en 2022.
Canastas para sobrevivir
Fabrica y vende canastas de caña (Bs 10-20) en la Iglesia Catedral o mercados tarijeños. Este ingreso es su único sustento, pero su mayor anhelo es caminar con prótesis: «Sería lindo… espero que Dios me dé la oportunidad».
Un Día de la Madre sin celebración
Mientras muchas familias en Tarija festejan, Arminda enfrenta soledad y austeridad. La crisis económica nacional agrava su situación, como a miles de bolivianos. «Extraño a mi hijo… él me mantenía», confiesa.
Cuando la salud y la vida cambiaron
La diabetes transformó radicalmente la vida de Arminda, común en adultos mayores de Bolivia, donde el acceso a prótesis y apoyo estatal es limitado. Su caso refleja las carencias en salud pública y protección social, especialmente en zonas rurales como la provincia Arce.
Una esperanza entre cañas
La resiliencia de Arminda contrasta con sus desafíos diarios. Su historia evidencia la vulnerabilidad de adultos mayores con discapacidad en contextos de pobreza, donde redes familiares y actividades informales son el último recurso.