Críticas a cobertura superficial de elecciones en Bolivia

Analistas denuncian que los medios reducen el proceso electoral boliviano a un espectáculo, ignorando la fragmentación social y crisis institucional.
Agencia de Noticias Fides - Bolivia
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Analistas critican superficialidad en cobertura electoral boliviana

Periodistas reducen proceso político a «espectáculo mediático» según experto. El sociólogo Omar Qamasa Guzmán Boutier denuncia falta de análisis profundo sobre fragmentación social y crisis institucional en campañas 2025.

«Análisis políticos convertidos en relatos deportivos»

Qamasa señala que los medios priorizan el «escandalete» sobre el contexto histórico. Critica que se ignore cómo «las fuerzas sociales determinan a los partidos», no al revés, en un sistema con baja institucionalización.

Raíces de la fragmentación

El texto atribuye la dispersión política actual al fracaso del «bloque nacional-popular» articulado entre 2000-2005. Destaca que el MAS-IPSP surgió como expresión sindical agraria, pero derivó en «proyecto sectorial dominante» con prácticas corruptas.

Elecciones sin proyectos nacionales

Advierte que ningún candidato ofrece programas viables, solo «afiebradas imaginaciones». Subraya que el próximo gobierno será «de transición» por la crisis económica, desinstitucionalización estatal y división social.

La sombra del MAS

Describe tres facciones del antiguo oficialismo: clases medias disidentes, indígenas desencantados y cocaleros radicalizados. La oposición tampoco logra cohesión, repitiendo «la regla histórica de dispersión» boliviana.

Cuando los acuerdos eran posibles

Recuerda que la convergencia 2000-2005 unió a campesinos, mineros y clases medias bajo discursos étnicos y antiimperialistas. Sin embargo, el MAS transformó consenso en «totalitarismo delincuencial» según el autor, al usar mecanismos extraeconómicos para acumular poder.

Un futuro de arena movediza

Concluye que sin acuerdos nacionales mínimos, cualquier programa chocará con tiempos políticos, sociales y económicos divergentes. La reconstrucción institucional requeriría aislar a «factores contaminantes», pero los actores persisten en lógicas sectoriales.