Bolivia confunde asilo diplomático y refugio en caso de Saúl Méndez
El CONARE analizará una solicitud de asilo diplomático pese a no tener competencia legal. El Ministerio de Relaciones Exteriores boliviano derivó el caso a un órgano técnico creado para refugiados, ignorando las bases jurídicas diferenciadas. El error fue denunciado por un experto en Derecho Internacional.
«No es lo mismo vivir en la calle del medio que en medio de la calle»
El autor del texto, Windsor Hernani Limarino, critica la confusión conceptual entre asilo diplomático y refugio, señalando que son instituciones jurídicas distintas. Mientras el refugio es permanente y se rige por la Convención de Ginebra, el asilo diplomático es temporal y se basa en la Convención de Caracas de 1954. «El CONARE no tiene facultad para resolver asilos diplomáticos», subraya.
Competencias institucionales en juego
La Ley N° 251 de 2012 establece que el CONARE solo puede evaluar solicitudes de refugio, no de asilo diplomático. Este último corresponde al Presidente y al Ministerio de Relaciones Exteriores como «un acto discrecional de política exterior». El caso de Saúl Méndez, sin embargo, fue derivado al CONARE, violando el marco normativo.
Repercusión para la ciudadanía
El error evidencia falta de preparación en la diplomacia boliviana, según el autor. Limarino exige que los funcionarios consulten tratados internacionales y leyes antes de actuar: «La diplomacia exige preparación, conocimiento y, cuando no se la tiene, por responsabilidad se la adquiere».
Una confusión con historia
Bolivia ha aplicado históricamente la Convención de Caracas para casos de asilo diplomático, como protección temporal en embajadas. Sin embargo, la creación del CONARE en 2012 para refugiados bajo estándares internacionales no incluyó competencias sobre asilo diplomático, generando vacíos en la práctica actual.
Un error que mancha la imagen del país
La confusión institucional podría afectar la credibilidad de Bolivia en materia de protección internacional. El autor reclama transparencia y rigor jurídico: «Señores de la ‘diplomacia de los pueblos’, ¡por favor, ya no nos abochornen más!».