Comerciantes fronterizos dejan de aceptar el boliviano por su fuerte devaluación
La moneda nacional perdió hasta un 162% de valor frente al sol peruano. Los pequeños importadores y librecambistas ya no reciben pagos en Bs en las zonas limítrofes con Perú, Argentina, Chile y Brasil. El Gobierno asegura que el dólar «está bajando» tras sus medidas anticrisis.
«Ya no vale nada»: el colapso en las transacciones informales
Efraín Mamani, importador textil en La Paz, relata que los proveedores peruanos rechazan el boliviano: «Antes pagaba en Bs a mis caseras, ahora no lo aceptan». En Desaguadero (frontera con Perú), el sol se cotiza a Bs 5,10, un 162% más que en 2024. «Los mototaxistas ni siquiera reciben bolivianos», añade. La crisis redujo las compras por el Día de la Madre y paralizó a muchos comerciantes.
Efecto dominó en todas las fronteras
En Bermejo (Argentina), el peso argentino duplicó su valor frente al boliviano en un año, incentivando el contrabando «inverso» de carne y aceite. En Chile, el Bs perdió 20% contra el peso chileno, afectando a las compras en zonas francas como Iquique. En Brasil, el real pasó de Bs 1,50 a Bs 3,10 en menos de 12 meses, aunque el flujo de compradores brasileños por ropa andina persiste.
De la calle a los discursos oficiales
El presidente Luis Arce afirmó que «el dólar está bajando» tras las medidas contra la especulación y el contrabando. Sin embargo, economistas como Fernando Romero (Tarija) destacan que la devaluación acumulada supera el 100% en varias monedas, encareciendo importaciones y reduciendo el poder adquisitivo.
Cuando la moneda no cruza la frontera
Bolivia mantiene un histórico comercio informal transfronterizo, especialmente en zonas como Desaguadero o Puerto Quijarro. La estabilidad del Bs frente al dólar (Bs 6,96 por USD desde 2011) ocultó su debilidad frente a monedas vecinas, agravada ahora por crisis regionales y la inflación.
Un billete que ya no pasa de mano en mano
La pérdida de valor del boliviano en las fronteras ha alterado dinámicas comerciales históricas, desde el contrabando hasta el turismo de compras. Mientras el Gobierno insiste en una pronta recuperación, los pequeños comerciantes adaptan sus estrategias o frenan operaciones.