Australia triunfa en política climática con enfoque económico

El gobierno de Albanese logra reelección con una agenda climática basada en energías renovables y subsidios verdes, evitando impuestos al carbono.
POLITICO
Persona con gafas y corbata roja sonriendo en medio de una multitud.
La imagen captura a una persona sonriente en el centro de una multitud, rodeada de cámaras y otras personas.

Australia gana la guerra climática con políticas económicas y energéticas

El primer ministro Anthony Albanese logra su reelección con una agenda climática basada en energías renovables. Su partido, Labor, obtuvo la mayoría más amplia en 80 años. La estrategia combinó subsidios verdes con la explotación de carbón y gas, evitando impuestos al carbono.

«De la guerra climática a la oportunidad económica»

El ministro de Cambio Climático, Chris Bowen, afirmó que el triunfo electoral se basó en «convertir la acción climática en una ventaja económica». Labor evitó debates polarizantes y enfatizó subsidios a energías limpias, como paneles solares —presentes en un tercio de los hogares—, junto a créditos para facturas eléctricas. «No aceptamos que el clima dañe la economía, sino que la impulsa», declaró.

Errores de la oposición y ayuda de Trump

Los liberales conservadores, liderados por Peter Dutton, apostaron por energía nuclear —con un coste estimado de 331.000 millones— y perdieron escaños clave. La propuesta de instalar plantas nucleares en distritos residenciales fue un «error garrafal», según analistas. Además, el apoyo de Dutton a Donald Trump hundió su popularidad en febrero de 2025.

Carbón y gas: la doble apuesta

Australia mantiene su posición como segundo exportador mundial de carbón y gas, mientras avanza en renovables. Bowen defendió esta dualidad: «Somos una superpotencia energética tradicional y queremos serlo también en renovables». El gobierno negoció con automotrices para suavizar normas de emisiones vehiculares, evitando conflictos.

Lecciones de un desierto político

Entre 2013 y 2022, cuatro primeros ministros australianos cayeron por disputas climáticas. Julia Gillard perdió el poder tras implementar un impuesto al carbono, mientras incendios y olas de calor impulsaron a los independientes «Teals». En 2025, el electorado premió la estabilidad y pragmatismo de Labor.

Un modelo con matices

El éxito de Albanese muestra que políticas climáticas exitosas requieren beneficios económicos tangibles y evitar polarización. Aunque el modelo australiano —con votación obligatoria y menos división partidista— puede ser difícil de replicar, su enfoque en empleos y subsidios directos ofrece claves para otros gobiernos.