Exasesor de Trump, Mike Waltz, es destituido por desacuerdos sobre Irán
El excongresista fue removido como asesor de Seguridad Nacional tras promover una línea dura contra Teherán, contraria a la postura diplomática del presidente. Trump lo nominó después como embajador ante la ONU, un puesto con menor influencia.
«Quería dirigir la política, pero era solo un asesor»
Según el Washington Post, Waltz actuó como «principal» en lugar de cumplir su rol de staff, al mantener conversaciones directas con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y promover sanciones a Irán sin coordinación con la Casa Blanca. «El presidente no estaba cómodo», reveló una fuente anónima.
Un patrón histórico
El artículo compara el caso con figuras como William Seward (1861) y David Stockman (1981), exfuncionarios electos que chocaron al someterse a la jerarquía presidencial. Seward, exgobernador, intentó provocar una guerra extranjera para unir a EE.UU., mientras Stockman criticó en público las políticas económicas de Reagan.
De congresista a embajador: ¿ascenso o destierro?
La nominación de Waltz a la ONU sigue la tradición de «paracaídas dorados» para excolaboradores en desgracia, como ocurrió con el exsenador William Saxbe (1973), enviado a India tras el escándalo Watergate. El puesto implica menor acceso directo al presidente.
Cuando los jefes pasan a ser empleados
El texto destaca que los exlegisladores suelen fracasar en roles ejecutivos por su dificultad para adaptarse a la subordinación. Ejemplos recientes incluyen a Mark Meadows, exjefe de gabinete de Trump, quien filtró información médica contradictoria en 2020.
Lección para futuros asesores
El caso Waltz refuerza que en la Casa Blanca solo hay un «principal». Como advierte el artículo: «Si quieres ser esa persona, postúlate a presidente».