Ramaphosa busca reanudar comercio con EE.UU. ante tensión racial

El presidente sudafricano se reúne con Trump para reactivar relaciones comerciales deterioradas, mientras enfrenta críticas por políticas raciales y tensiones diplomáticas.
POLITICO
Persona hablando detrás de un podio con banderas de fondo.
Un individuo en traje oscuro se dirige al público desde un podio en una conferencia de prensa.

Ramaphosa busca reanudar el comercio con EE.UU. ante tensión racial

El presidente sudafricano se reúne con Trump en medio de sanciones y críticas por políticas raciales. La visita busca reactivar relaciones bilaterales deterioradas desde enero, cuando EE.UU. cortó la ayuda exterior a Sudáfrica.

«Un campo minado político en la Casa Blanca»

Cyril Ramaphosa llega a Washington con el objetivo de evitar aranceles del 30% y renegociar el acuerdo comercial AGOA, que expira en septiembre. Sin embargo, «el 90% de la reunión podría centrarse en las denuncias de discriminación contra granjeros blancos», según un funcionario anónimo de la administración Trump.

Fricciones multilaterales

Sudáfrica ha enfurecido a republicanos por su apoyo al caso contra Israel en la Corte Internacional de Justicia y sus vínculos con Rusia y China. El secretario de Estado Marco Rubio advirtió: «Cuando un país se desalinea constantemente con EE.UU., hay que sacar conclusiones».

Presión económica

Ramaphosa afronta un desempleo del 30% y crecimiento económico lento. Aunque insiste en priorizar el comercio, Trump mantiene su enfoque en las políticas de redistribución de tierras sudafricanas, que calificó de «confiscatorias».

De la segregación al conflicto diplomático

Desde el fin del Apartheid en 1994, Sudáfrica implementó medidas para reducir la desigualdad, incluyendo una polémica ley de expropiación de tierras sin compensación en 2024. Esto, sumado a su postura en conflictos globales, ha alienado a múltiples sectores políticos en Washington.

Un futuro incierto para las relaciones bilaterales

El éxito de la visita dependerá de si Ramaphosa logra desviar la conversación hacia el comercio y alejarla de las tensiones raciales. Mientras, la posible renovación del AGOA y los aranceles pendientes amenazan con profundizar la crisis económica sudafricana.