Denuncian apertura de caminos para coca ilegal en Parque Carrasco
Cuatro vías ilegales facilitan expansión de cultivos en área protegida. Según Udestro, el Trópico de Cochabamba supera en 9.000 hectáreas el límite legal de coca. La UNODC reportó un aumento del 38% en producción durante 2024.
«Los caminos del narcotráfico»
Una fuente anónima denunció que desde octubre de 2024 se abrieron cuatro accesos no autorizados dentro del Parque Nacional Carrasco, en Cochabamba. Las rutas, que suman más de 40 km, conectan sindicatos como Campamento, Carmen Pampa y Machu Yungas. «Lastimosamente es para aumentar la producción de coca ilegal», afirmó el informante.
Detalles de las aperturas
La primera vía se construyó en octubre de 2024; la última, el 21 de febrero de 2025. La más extensa mide 20 km y atraviesa la subcentral Pampas Amarías. La fuente alertó que los desmontes «están perdiendo el piso ecológico» en los yungas, un ecosistema frágil.
«9.000 hectáreas excedentarias y cero control»
Nivardo Rivera, jefe de Udestro, confirmó que las Seis Federaciones del Trópico cultivan 16.000 hectáreas de coca (9.000 ilegales). La Ley General de la Coca solo permite 7.000. «Hay pues harta coca», admitió, tras ser expulsado de la zona durante inspecciones.
Combustible y resistencia
Rivera detalló que ingresan «grandes cantidades» de diésel y gasolina sin supervisión de la ANH, transportadas en vehículos todoterreno. Los sindicatos impiden el acceso a las Fuerzas de Tarea Conjunta desde hace siete años, según la denuncia.
Un parque bajo amenaza
El Parque Carrasco, ubicado entre las provincias de Carrasco, Chapare y Tiquipaya, sufre desmontes progresivos para almácigos de coca. La fuente advirtió que las organizaciones operan «altamente armadas» y que el Servicio Nacional de Áreas Protegidas no actúa.
Ecosistema y mercado negro
La coca producida en el parque no llega al mercado legal de Sacaba, sino que se destina al narcotráfico. La UNODC ya había alertado en 2024 sobre el crecimiento del 38% en estos cultivos dentro del área protegida.
Un problema que crece sin freno
La ausencia de controles estatales y la resistencia armada de los sindicatos complican la erradicación. Los datos oficiales confirman que la producción excedentaria supera ampliamente los límites legales, con graves impactos ambientales y sociales.