Altman usa mal aceite de oliva premium en entrevista

El CEO de OpenAI empleó un aceite de oliva premium para cocinar en lugar de uno económico durante una entrevista con Financial Times, generando críticas por derroche.
TechCrunch
Persona en traje con micrófono hablando en un escenario con fondo colorido.
Un individuo en traje sostiene un micrófono mientras se dirige a una audiencia delante de un fondo abstracto con colores brillantes.

Altman usa mal el aceite de oliva en una entrevista con Financial Times

El CEO de OpenAI empleó un aceite premium para cocinar en lugar de otro más económico. El error ocurrió durante un reportaje gastronómico que criticó su derroche, en paralelo a las pérdidas millonarias de su empresa. Sucedió el 12 de mayo en su cocina en Estados Unidos.

«Un delito contra la horticultura»

Sam Altman preparó una pasta con ajo y ensalada para el segmento «Lunch with the FT», donde utilizó el aceite «drizzle» (para acabado) en lugar del «sizzle» (para cocinar). La marca Graza vende ambas variedades en botellas diferenciadas, pero «la más cara está diseñada para usarse en frío», según el Financial Times.

Derroche en la cocina y en Silicon Valley

El medio comparó el error con «quemar dólares en la sartén», en referencia a las pérdidas de OpenAI: 5.000 millones en 2024. Pese a recaudar 40.000 millones en financiación, la empresa aún no es rentable, incluso con planes premium como ChatGPT Pro (200 dólares/mes).

De la mesa a los balances

El artículo vincula simbólicamente el despilfarro culinario con la gestión financiera de Altman. Aunque el incidente no explica las pérdidas de OpenAI, el FT señala que «quien malgasta aceite caro podría hacer lo mismo con capital riesgo».

Un lujo con marca millennial

Graza, la marca de aceite usada por Altman, es popular en redes sociales por su diseño en botellas squeeze. Su estrategia de marketing segmenta usos culinarios, pero el CEO ignoró la diferencia pese a tener ambos productos en su cocina.

¿Gasto consciente o despiste tecnológico?

El reportaje retrata una anécdota menor que refleja estereotipos sobre el derroche en Silicon Valley. Sin juicios explícitos, sugiere que la desconexión con detalles prácticos podría extenderse a la gestión empresarial.