UMSA avanza contra el acoso sexual pero persisten limitaciones estructurales
La universidad carece de personal capacitado y estadísticas públicas sobre casos. Un informe conjunto con la Coordinadora de la Mujer revela que, pese a normativas, los procesos de denuncia son lentos y revictimizantes. Presentado este 13 de mayo en La Paz.
«Normativas sin dientes: avances formales, fallas en la práctica»
La UMSA creó protocolos para atender denuncias, pero el estudio expone que no se aplican adecuadamente por falta de recursos y especialización. «Existe debilidad institucional en el seguimiento», señala el documento. Las víctimas enfrentan trámites confusos y riesgo de represalias, lo que disuade las denuncias.
Falta de sensibilización y cultura patriarcal
Persiste desconocimiento generalizado sobre qué constituye acoso, incluso entre docentes. El informe identifica un entorno donde se naturalizan conductas inapropiadas y jerarquías académicas que perpetúan relaciones de poder desiguales. Profesores con control sobre calificaciones o becas son señalados como agresores recurrentes.
Estructura desarticulada
La universidad no cuenta con una instancia autónoma especializada en violencia de género. Esto fragmenta la gestión de casos y reduce la eficacia. Las capacitaciones en derechos humanos son esporádicas y dependen de facultades individuales.
Raíces del problema: cuando el marco no basta
La UMSA arrastra una cultura institucional que normaliza el acoso, según el informe. Las autoras subrayan que sin voluntad política real, las normativas son insuficientes. Destacan la urgencia de acompañamiento psicosocial para víctimas y estadísticas públicas que visibilicen la magnitud del problema.
Un cambio pendiente
El análisis concluye que la gestión actual es fragmentada y reactiva. Las recomendaciones apuntan a transformaciones estructurales: autonomía en las instancias de atención, formación continua y compromiso explícito de las autoridades. Sin ello, advierten, la erradicación del acoso seguirá siendo una promesa incumplida.