Periodista boliviano reflexiona sobre la esencia del oficio en su día
Hernán Cabrera destaca que el periodismo «es un viaje sin retorno». En una columna por el Día del Periodista (10 de mayo), subraya los desafíos actuales de la profesión y su rol social. El texto fue publicado en el medio digital Asuntos Centrales, con sede en Santa Cruz.
«El periodismo no puede morir: es la vida misma»
Cabrera describe el ejercicio periodístico como «una fiesta y un regocijo», pero también como una labor marcada por «abusos, presiones y desconfianza». Insiste en que la pertenencia al oficio es irrenunciable, más allá de la fama o los reconocimientos. «No se es periodista a medias», afirma.
Los pilares del oficio
El autor rechaza la neutralidad y la condescendencia con el poder: «Un periodista debe llamar las cosas por su nombre». Critica a quienes aceptan contratos publicitarios del Estado para maquillar realidades y defiende «la veracidad y el compromiso por la verdad» como valores irrenunciables.
La tecnología como aliada
Cabrera reconoce que los celulares han facilitado el registro de hechos, pero advierte que «el sentido común para verificar» sigue siendo clave. Destaca que el periodista tradicional, con libreta y grabadora, ahora convive con nuevas herramientas sin perder su esencia.
Entre crisis y convicciones
El artículo señala que el periodismo boliviano enfrenta una triple crisis: económica, ética y de credibilidad. Pese a ello, Cabrera lo define como «un oficio invencible», citando al español Juan Cruz Ruiz: «No puedes ser periodista y dejar de serlo».
El peso de la historia
La columna recuerda que el periodismo en Bolivia ha sido históricamente un campo de lucha, con riesgos pero también con oportunidades para «denunciar injusticias» sin distinción de clases o ideologías. Cabrera enfatiza su rol como contador de historias «hasta la última crónica».
Un viaje sin retorno
La reflexión concluye que el periodismo trasciende lo informativo: es «la vida misma en su esplendor y miseria». Cabrera insta a mantener la pasión por el oficio, pese a las dificultades, porque «sin periodismo no habría relato de los sucesos humanos».