Merz asume como canciller alemán tras tensa votación y con AfD como desafío
El conservador Friedrich Merz logró el cargo en una segunda votación, tras fracasar inicialmente por divisiones en su coalición con el SPD. Asume en un contexto marcado por el crecimiento de la ultraderecha y presiones para ilegalizar al partido AfD, clasificado como «extremista» por la inteligencia alemana.
«Una investidura que dejó heridas»
Merz, líder de la CDU, no obtuvo los votos necesarios en su primer intento, reflejando fisuras con sus socios socialdemócratas. Horas después, en una votación inédita, alcanzó la cancillería, pero arrastrando una imagen de debilidad. El SPD criticó su gestión previa, aunque aceptó apoyarle para evitar un vacío de poder.
El fantasma de AfD
La Oficina Federal de Protección de la Constitución clasificó a Alternativa para Alemania (AfD) como «extremista de derechas», desatando un debate sobre su posible prohibición. Alice Weidel, líder del partido, lo calificó de «golpe contra la democracia», mientras el excanciller Scholz defendió la medida: «Hemos aprendido a frenar el extremismo».
Presiones internas y externas
El vicecanciller socialista Lars Klingbeil advirtió que AfD «quiere destruir la democracia», pero Merz evita pronunciarse sobre su ilegalización. Desde EE.UU., el senador Marco Rubio tildó la decisión de «tiranía», y Elon Musk mostró apoyo a Weidel, complicando la posición del nuevo Gobierno.
Alemania dividida
AfD, con un 25% de apoyo en algunas encuestas, fue el segundo partido más votado en febrero, capitalizando el malestar por la inmigración y el estancamiento económico. Su fuerza en el este del país y la simpatía de sectores conservadores dificultan cualquier acción legal en su contra.
Un inicio en modo cuesta arriba
Merz hereda una economía frágil, tensiones geopolíticas con EE.UU. y el desafío de cohesionar a una coalición dividida. Su prioridad será contener el avance de AfD sin alienar a su base electoral, mientras intenta reactivar la industria alemana. Los analistas ven improbable una prohibición del partido ultraderechista, pero el debate marcará su legislatura.