Cardenales de zonas en conflicto compiten en el cónclave para suceder a Francisco
133 cardenales electores elegirán al 267º papa en la Capilla Sixtina. El cónclave, que comenzó el 7 de mayo, destaca a candidatos con experiencia en regiones conflictivas como Jerusalén, El Congo y Myanmar. La elección marcará el rumbo de una Iglesia polarizada.
«Supervivientes de crisis que llevan su guerra al Vaticano»
Tres cardenales emergen como papables por su labor en zonas de conflicto: Pierbattista Pizzaballa (Jerusalén), Fridolin Ambongo (El Congo) y Charles Maung Bo (Myanmar). Sus perfiles combinan diplomacia, denuncia social y resistencia en entornos hostiles. «Sus nombres representan un mensaje para la Iglesia global», según analistas.
Pizzaballa: el mediador de Tierra Santa
El Patriarca Latino de Jerusalén, de 60 años, ha mediado entre israelíes y palestinos, incluso ofreciéndose como rehén por niños secuestrados. «Mis pensamientos van a todos los afectados por esta guerra», declaró en Navidad. Su experiencia con judíos, musulmanes y cristianos le otorga respeto transversal.
Ambongo: la voz crítica de África
El arzobispo de Kinshasa (65 años) denuncia corrupción y violencia en El Congo. «El país está en estado de coma», afirmó en Pascua. Líder opositor a bendiciones a parejas homosexuales, sería el primer papa negro, simbolizando un giro al sur global.
Bo: el defensor de Myanmar
El cardenal birmano (76 años) clama contra la junta militar: «Birmania ha sido crucificada por la dictadura». Su firmeza ante la persecución a rohinyás y católicos lo perfila como voz de los martirizados, aunque con menos opciones.
Una Iglesia en busca de rumbo
El cónclave se celebra en un contexto de polarización doctrinal y desafíos financieros. Francisco falleció el 21 de abril, dejando una herencia de reformas incompletas y tensiones entre conservadores y progresistas.
El humo que definirá el futuro
La elección del sucesor podría inclinar la balanza hacia una Iglesia más comprometida con conflictos globales o reforzar su tradición eurocéntrica. Los cardenales deliberan en secreto hasta la fumata blanca.