Empresas californianas sufren caída del 35% en importaciones por aranceles de Trump
Los puertos de la Costa Oeste anticipan un desplome del 35% en contenedores esta semana. La medida afecta especialmente a baterías de litio y materiales de construcción. Decenas de barcos cancelaron llegadas, poniendo en riesgo empleos en cadena de suministro.
«Nadie está a salvo del terremoto económico»
Stephen Cheung, CEO de LAEDC, confirmó despidos en su organización por recortes presupuestarios. «Lo que ocurra en Los Ángeles impactará a todo el país», advirtió. La falta de comunicación con la Casa Blanca obliga a buscar intermediarios como el Consejo Internacional de Desarrollo Económico.
El sector climático, entre los más golpeados
Las baterías para vehículos eléctricos, cuyo 30% del coste depende de fabricación china, son especialmente vulnerables. Gene Seroka, director del Puerto de Los Ángeles, señaló que «los precios de productos chinos se han multiplicado por 2.5 en un mes».
Materiales de construcción: disputa entre California y Canadá
La Asociación de la Industria de la Construcción de California (CBIA) busca madera canadiense para reconstruir zonas afectadas por incendios, mientras la Coalición Maderera Estadounidense pide nuevos aranceles a Canadá. Dan Dunmoyer (CBIA) critica que «la industria local no puede cubrir la demanda sin subir precios».
El vino californiano, víctima colateral
Los aranceles provocaron represalias de Canadá, principal mercado de exportación. Stuart Spencer (Comisión Vitivinícola de Lodi) alerta: «El daño a productos estadounidenses tardará años en repararse».
Antecedentes: Una guerra comercial sin manual de instrucciones
La administración Trump aplicó aranceles del 145% a productos chinos sin clarificar su estrategia a largo plazo. Sectores clave como transporte, energía y construcción enfrentan incertidumbre mientras la Casa Blanca solo pide «paciencia».
Conclusión: Un golpe en cadena sin fecha de solución
La falta de coordinación federal y las represalias comerciales prolongarán la crisis. Los efectos ya se miden en empleos perdidos, proyectos paralizados y precios disparados, con especial impacto en California.