El cadáver del Papa Pío XII explotó durante su funeral en 1958
Un fallido embalsamamiento causó la macabra escena. El método experimental usado generó gases que reventaron el cuerpo del Pontífice durante el velatorio. Ocurrió en el Vaticano tras su muerte el 9 de octubre de 1958.
Un adiós marcado por el caos
El médico personal de Pío XII, Riccardo Galeazzi-Lisi, aplicó una técnica no probada llamada «ósmosis aromática», que combinaba hierbas y aceites. El calor romano y el celofán que envolvió el cuerpo aceleraron la descomposición, generando gases que provocaron la explosión del cadáver durante el traslado.
Las consecuencias del error
El cuerpo adquirió un tono verdoso-negro, se hinchó y desprendió un hedor insoportable. La Guardia Suiza debía relevarse cada 15 minutos. Según crónicas, «el pecho explotó, y se desprendieron la nariz y dedos». El Vaticano ocultó el desastre con una máscara de cera y ataduras de seda.
Un pontificado ensombrecido
Pío XII gobernó la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, generando controversia por su silencio ante el nazismo. Su funeral, gestionado por Galeazzi-Lisi (acusado de vender fotos del Papa agonizante), añadió un episodio grotesco a su legado.
Un final que aún resuena
El caso sigue citándose como ejemplo de embalsamamientos fallidos. La técnica de Galeazzi-Lisi fue desacreditada, y el Vaticano evitó desde entonces experimentos similares en exequias papales.