Fallece el Papa Francisco tras un pontificado marcado por reformas pendientes
El líder católico murió a los 88 años tras su última aparición pública en Pascua. Su enfoque en los más vulnerables definió su mandato, pero reformas clave como los ministerios femeninos quedaron bloqueadas por sectores conservadores, especialmente de EE.UU. El próximo cónclave decidirá el rumbo de la Iglesia.
«Un legado de gestos fuertes y cambios incompletos»
El Papa Francisco falleció el 24 de abril de 2025 por un derrame cerebral, un día después de dirigirse a miles de fieles en su último mensaje pascual. Durante su pontificado, centrado en «los pobres, refugiados y marginados», impulsó discursos sobre justicia social y ecología, pero sus principales reformas no se materializaron.
Obstáculos conservadores
La ordenación de mujeres y las bendiciones a parejas LGBTQ+ siguen restringidas debido a la oposición de grupos ultraconservadores, principalmente de EE.UU. y África. Este bloqueo profundizó las divisiones internas en la Iglesia, que ahora enfrenta un cónclave con «grietas más visibles que nunca», según el análisis de medios internacionales.
Una Iglesia en la encrucijada
El fallecimiento del «Papa de los pobres» abre un periodo de incertidumbre. Expertos señalan que el nuevo líder heredará una institución dividida entre reformistas y tradicionalistas, con presiones políticas externas, especialmente desde sectores aliados al exmandatario estadounidense Donald Trump.
De la austeridad a las tensiones globales
Francisco llegó al papado en 2013 prometiendo transparencia y apertura, con un estilo personal austero. Sin embargo, su mandato coincidió con el auge del conservadurismo religioso en países como EE.UU., que frenó iniciativas como la inclusión de mujeres en cargos eclesiásticos.
El cónclave marcará el futuro
La elección del sucesor determinará si la Iglesia mantiene el rumbo reformista o retrocede ante las presiones conservadoras. Analistas coinciden en que esta será la votación más polarizada en décadas, con repercusiones directas para los 1.300 millones de católicos.