Proceso por el «Mundial de cuento» alemán termina sin respuestas

Exdirigentes del DFB evadieron condenas pagando multas menores en un caso por presunto soborno en la elección de la Copa Mundial de 2006.
ZEIT ONLINE
Dos personas con atuendos coloridos celebrando y sonriendo.
Dos individuos felices con decoraciones llamativas disfrutando de un evento.

Proceso por el «Mundial de cuento» alemán termina sin respuestas

Exdirigentes del DFB evadieron condenas pagando multas menores. El caso por presunto soborno en la elección de la Copa Mundial de 2006 concluyó tras 14 meses sin esclarecer el destino de 6.7 millones de euros. Ocurrió en Frankfurt con testimonios clave marcados por «pérdida de memoria».

«No me acuerdo»: el silencio que sepultó la verdad

El juicio finalizó con sentencias simbólicas para tres exdirectivos del DFB: Wolfgang Niersbach (25.000 €), Horst Schmidt (65.000 €) y Theo Zwanziger (10.000 €). La jueza destacó que «aquí estaba el equivocado en el banquillo», sugiriendo que los principales responsables no fueron juzgados. Günter Netzer, testigo clave, no aportó datos: «No recuerdo ni mis propias declaraciones».

La sombra del soborno

La fiscalía investigó si los 6.7 millones transferidos en 2005 a través de la FIFA a Mohamed bin Hammam fueron un «kickback» por votos. Aunque no se probó compra de apoyos, el tribunal confirmó que el DFB declaró fraudulentamente el dinero como gasto operativo. La entidad podría perder su estatus sin fines de lucro y pagar hasta 30 millones en multas.

De fiesta nacional a escándalo fiscal

El «Sommermärchen» (cuento de verano) fue el nombre dado al Mundial 2006, símbolo de unidad alemana. En 2015, un reportaje de Der Spiegel reveló cuentas opacas del DFB, vinculándolas a la elección del torneo. La investigación judicial comenzó en 2018, pero la prescripción de delitos y la falta de cooperación de testigos como Franz Beckenbauer limitaron el alcance.

Un final amargo para los hinchas

El fallo cierra un capítulo sin resolver si Alemania compró los derechos del torneo. Los aficionados quedan sin certezas, mientras el DFB enfrenta consecuencias económicas y reputacionales. La jueza resumió el caso: «Aquí muchos decidieron no recordar».