Mark Carney gana las elecciones en Canadá ante la amenaza de Trump
El exbanquero se convierte en primer ministro tras una campaña marcada por las tensiones con EE.UU. Carney, sin experiencia política previa, logró unir a los liberales y atraer a votantes progresistas. Su victoria refleja el deseo de estabilidad frente a las provocaciones de Donald Trump.
«Competencia, no carisma»: el ascenso del técnico
Mark Carney, exgobernador del Banco de Inglaterra, asumió el liderazgo liberal en marzo tras la renuncia de Justin Trudeau. «No buscábamos carisma, sino competencia», explicó Ali Ehsassi, el primer diputado en apoyarlo. Su estilo técnico y discurso centrista convenció a un electorado cansado de la polarización.
La campaña relámpago
Carney convocó elecciones solo nueve días después de asumir el liderazgo liberal. Los votantes del Nuevo Partido Democrático (NDP) migraron masivamente a su partido, dándole una ventaja en las encuestas. Incluso en Quebec, su francés básico no fue un obstáculo.
«Es la amenaza económica, estúpido»
La ministra Anita Anand resumió el giro electoral: la política canadiense cambió cuando Trump reactivó los aranceles y habló de «absorber» Canadá. «Hace ocho meses, la gente quería cambio. Ahora prioriza la estabilidad», afirmó. Las provocaciones del mandatario estadounidense consolidaron a Carney como alternativa.
El factor Trump
El mensaje de Trump el día de las elecciones —«Buena suerte a la gran gente de Canadá»— fue interpretado como una injerencia. Desde su regreso a la Casa Blanca, aumentó los aranceles y alimentó el sentimiento patriótico canadiense, según el texto.
De banquero a primer ministro en cuatro meses
Carney pasó de ser un asesor económico en septiembre a primer ministro electo en abril. Su salto a la política activa comenzó tras la renuncia de la ministra Chrystia Freeland en diciembre. Trudeau le ofreció entonces el Ministerio de Finanzas, pero semanas después ambos abandonaron sus roles.
Un giro inesperado con sello Trump
La victoria de Carney cierra una etapa de crisis liberal y abre otra definida por la relación con EE.UU. Su capacidad para gestionar las tensiones comerciales y diplomáticas marcará su mandato, en un contexto donde los aranceles y las bravatas de Trump siguen siendo la principal amenaza.