Demócratas de Arizona buscan evitar daño electoral por crisis interna
Dirigentes estatales y federales del partido se enfrentan públicamente. La disputa amenaza la preparación para las elecciones de 2026, donde se juegan la reelección de la gobernadora Hobbs y otros cargos clave.
«Una crisis que llega en el peor momento»
El Partido Demócrata de Arizona está paralizado por acusaciones mutuas entre su presidente, Robert E. Branscomb II, y figuras como los senadores Mark Kelly y Ruben Gallego. Tras un comunicado de Branscomb que criticaba a los legisladores, estos respondieron que el líder «perdió su confianza» y difundió «afirmaciones falsas«.
Buscando alternativas
Ante el colapso de la estructura estatal, los donantes y líderes demócratas exploran canalizar fondos a organizaciones condales, especialmente en Maricopa (el más poblado), Mohave o Navajo. «No tenemos el lujo del tiempo«, admitió un dirigente local bajo anonimato.
Las elecciones de 2026 en peligro
La gobernadora Katie Hobbs y el secretario de Estado Adrian Fontes buscarán la reelección en un contexto de división partidista y desconfianza de donantes. Estrategas como Stacy Pearson alertan: «Esta pelea pública no ayuda a registrar votantes ni a recaudar fondos«.
De la disfunción republicana a la demócrata
Arizona fue por años escenario de luchas internas en el Partido Republicano. Ahora, los demócratas enfrentan su propia crisis de coordinación, justo cuando necesitan unidad para competir en unas elecciones decisivas.
¿Se puede reparar el daño?
Branscomb resiste las presiones para dimitir, pero incluso si lo hace, algunos dudan de que se pueda reconstruir la infraestructura partidista a tiempo. «Ya está desorganizada«, sentenció Pearson. La prioridad es evitar que el conflicto reste recursos a las campañas de 2026.