Elon Musk reduce su participación en DOGE tras tensiones en Washington
El magnate tecnológico pasará de dedicar tiempo completo a solo uno o dos días semanales. Su salida pública debilita la influencia de DOGE, iniciativa que impulsaba recortes masivos en el gobierno federal. El anuncio se produjo tras una reunión con accionistas de Tesla este 23 de abril.
«Sin Musk, DOGE pierde su motor principal»
Elon Musk confirmó que reducirá su participación en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), donde su presencia era clave para impulsar medidas drásticas. «Mi trabajo aquí está mayormente terminado», declaró, tras meses de liderar recortes de personal y reformas controvertidas. Su influencia directa sobre el presidente Trump había permitido a DOGE operar con amplia autonomía.
Impacto en las agencias federales
Sin Musk, los secretarios de gabinete recuperan margen de acción. Ejemplos: el secretario del Tesoro, Scott Bessent, despidió al enviado de DOGE Gavin Kliger y frenó despidos masivos en el IRS. En Defensa, Pete Hegseth cuestionó en privado los planes iniciales de DOGE para eliminar miles de empleos civiles.
Operación en marcha, pero sin el ritmo acelerado
Aunque Musk se distancia, DOGE mantiene su estructura: sus equipos siguen integrados en agencias como el Servicio General de Administración (GSA) y la Armada. Sus líderes, Antonio Gracias y Steve Davis, continúan supervisando recortes y proyectos prioritarios, como la revisión de programas navales o visas «Gold Card».
Un año de turbulencias
DOGE nació en 2025 con el mandato de reducir el «despilfarro» federal, pero rápidamente amplió su alcance a políticas migratorias, construcción naval y reformas administrativas. Musk, como figura central, generó roces con varios secretarios por su enfoque agresivo, como el intento inicial de recortar 1 billón de dólares (luego reducido a 150.000 millones).
Menos presencia, pero no adiós definitivo
Musk mantendrá una participación limitada, con visitas semanales a Washington, según su cercanía con Trump. Sin embargo, su influencia ya no será determinante, lo que podría ralentizar las reformas más polémicas de DOGE. El resto dependerá de cómo los equipos operen sin su respaldo directo.