China planea alunizar en 2030 frente a retrasos de la NASA

China avanza en su programa lunar mientras la NASA enfrenta problemas técnicos y presupuestarios, redefiniendo la carrera espacial.
elconfidencial.com
Escena futurista de un paisaje lunar con astronautas y una estructura avanzada.
Una representación artística de una base espacial en la superficie lunar con astronautas explorando.

China planea alunizar en 2030 mientras la NASA acumula retrasos

La CMSA confirmó que su programa lunar avanza según lo previsto. Estados Unidos enfrenta problemas técnicos y recortes presupuestarios que retrasarán su misión Artemis. La carrera espacial se redefine con Pekín como favorito.

«Avances constantes y a tiempo»

El subdirector de la CMSA, Lin Xiqiang, aseguró que las pruebas del cohete Larga Marcha 10, la nave Mengzhou y el módulo Lanyue «progresan sin problemas». En 2024, China realizó 68 lanzamientos orbitales y completó la primera constelación de satélites Tierra-Luna. «Sentaremos las bases para enviar humanos a la Luna según lo previsto», afirmó.

El programa de la NASA en estado crítico

La NASA pospuso su misión Artemis III hasta 2027, con riesgos de que sea solo orbital. El cohete SLS de Boeing tiene sobrecostes de 4.300 millones de dólares, y el Starship de SpaceX acumula fallos. Además, la administración Trump revisa el presupuesto de 100.000 millones asignado al programa.

Una carrera con nuevos objetivos

China centraliza recursos como «imperativo nacional», mientras EEUU depende de contratistas privados y burocracia. El polo sur lunar, rico en hielo, es el premio para establecer bases permanentes. «Quien llegue primero marcará las reglas», señala el análisis.

De la Guerra Fría al dominio tecnológico

Tras el fin del programa Apolo en 1972, la Luna vuelve a ser escenario de competencia. Pekín combina esfuerzos estatales, privados y académicos, replicando el modelo que llevó a EEUU al éxito en los años 60.

El reloj corre en contra de Occidente

China mantiene su meta de 2030, mientras la NASA lucha contra retrasos técnicos y políticos. La ventaja asiática podría definir el control de los recursos lunares y la futura economía espacial.