Papa Francisco apoyó demanda marítima de Bolivia en 2015

El pontífice calificó de 'justo' el reclamo boliviano durante su visita a Sudamérica en 2015, un gesto que resurge tras su fallecimiento.
El Deber

Papa Francisco apoyó demanda marítima de Bolivia en 2015

El pontífice calificó de «justo» el reclamo boliviano durante su visita a Sudamérica. Lo afirmó en una conferencia de prensa a bordo de su avión tras recorrer Ecuador, Bolivia y Paraguay. El hecho ocurrió hace una década, pero resurge tras su fallecimiento.

«Un líder que besó la cruz chiquitana»

Durante su viaje apostólico en julio de 2015, Francisco mostró cercanía con Bolivia: recibió una cruz tallada por artesanos chiquitanos, que besó «en señal de amor». Visitó El Alto, La Paz y Santa Cruz, donde se reunió con reclusos de Palmasola y el cardenal Julio Terrazas. «Era incansable», destaca la periodista que lo acompañó.

La postura sobre el mar

En el avión de regreso, declaró que «no es injusto» plantear la reivindicación marítima, aludiendo a cambios territoriales postguerra. Fue su única intervención pública sobre el tema, aunque evitó profundizar en detalles jurídicos. Sus palabras contrastaban con el protocolo vaticano.

Multitudes movidas por la fe

Miles esperaban al pontífice en cada país, incluyendo indígenas con atuendos típicos y enfermos en sillas de ruedas. En Bolivia, sorteó el altiplano sin contratiempos y dio discursos improvisados, algo habitual en su estilo. La cobertura periodística requirió guardias policiales para trasladarse entre multitudes.

Cuando la espiritualidad rompió protocolos

Francisco revitalizó la Iglesia católica con un enfoque en diálogo y justicia social. Su visita a Sudamérica incluyó temas políticos como el mate de coca y reuniones con autoridades, pero siempre priorizó gestos hacia los más vulnerables. Los periodistas que lo siguieron lo llamaban «la sombra del Papa» por su accesibilidad.

Un legado que trasciende fronteras

Su apoyo a la causa marítima boliviana quedó como un gesto simbólico, sin implicaciones diplomáticas concretas. Sin embargo, reforzó su imagen como mediador en conflictos históricos. Diez años después, su muerte revive memorias de quien fue el primer papa latinoamericano.